Danny y Braulio
Llenan de romance el TN

<STRONG>Danny y Braulio</STRONG> <BR>Llenan de romance el TN

Exactamente a las 8:30 de la noche del viernes la voz avisó que el espectáculo iba a comenzar. Se apagaron las luces y a seguidas salió una niña  que anunció el “Duelo de románticos y de gorditos”.

Inmediatamente después aparecieron por cada extremo del escenario de la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Danny Rivera y Braulio García.

Luego de una breve conversación, Braulio se retiró y dejó el espacio a un elegante Danny con traje negro y camisa y estola blancas,  que desde ese momento y por 50 minutos mantuvo al público que llenó el lugar cautivo con  canciones,  anécdotas y chistes y la disposición de interactuar y complacer peticiones.

En los casos en los que las canciones solicitadas no estaban pautadas  cantaba un fragmento con o sin acompañamiento de la orquesta de Amaury Sánchez.

Interpretó desde “Mi árbol y yo” hasta el “Himno a la alegría”, sin dejar, por supuesto, clásicos como “En un cuarto dos amantes” y “Los hombres de rabia lloran”. Pero no solo mostró que su voz se mantiene intacta, sino que puso de manifiesto sus dotes de bailarín.

Adlan Cruz  Tras media hora en escena, Danny presentó a Adlan Cruz, un joven pianista puertorriqueño, cuya vibrante manera de tocar arrancó aplausos y ovaciones de un público que lo despidió de pie, después de disfrutar de 10 minutos de acordes impresionantes y al que el cantautor acompañó con bailes  e interjecciones que remitían al cante jondo,  en una fusión de flamenco y zapateo. Otra vez solo  Danny cantó por 20 minutos más, para ceder  el turno a Braulio, vestido de negro de pies a cabeza.

A diferencia de Danny a la primera solicitud, El jardinero,  alegó que no estaba ensayada, pero luego cantó un trozo a capela y así siguió con otras peticiones.

El canario con voz “afinadita” empezó con “La más  bella herejía”, para seguir luego con “Historia de un viejo amor”, “Tus labios”, “Después de hacer el amor” y terminar con “Bancarrota”. La ovación mayor la recibió cuando cantó una adaptación que hizoal merengue “El africano”.

Lo mismo que Danny, se mostró afable, accesible y conversador y  por una hora presentó éxitos que el público coreaba, silbaba y acompañaba con  gritos y aplausos.

Al final se despidió para aparecer segundos más tarde con Danny e “improvisar” un par de canciones de las que en algunos casos solo cantaron pedazos. Aunque con voces muy distintas se  acoplaron y crearon un momento  sublime.

Se marcharon, pero por solo por un rato, puesto  que dos minutos después regresaron al escenario y durante media hora deleitaron  con  ocurrencias,  canciones entrecortadas  y chistes. Fue  en síntesis, un espectáculo a la altura de dos bohemios.

Un  gran irrespeto.  Entre las 8:30  y las 9:00 de la noche  una considerable cantidad  de personas entró a la sala, lo que constituyó un irrespeto a los artistas  y al público que llegó temprano, al que le impedía la visibilidad, puesto que debía esperar a que el que llegó tarde se acomodara. La situación se mantuvo aunque en menor grado hasta cerca de las 9:45 de la noche.

Esto, pese a que se especificó  que las puertas se cerrarían inmediatamente empezara el concierto.

Aunque estaba prohibido tomar fotografías o grabar videos, nadie controló eso y por momentos las cámaras de aficionados y celulares entorpecían la visión.

No obstante, esos detalles negativos no opacaron el duelo entre dos románticos que según Braulio no son para nada cruentos, sino, apasionados de las letras y de  la música, como mostraron.  

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