Daños colaterales en Palestina

Daños colaterales en Palestina

Es cierto que todas las guerras traen consigo daños colaterales entre los que se inscriben  la muerte de civiles y la destrucción de sus bienes, pero cuando esos daños se realizan premeditadamente se constituyen en  crímenes de guerra, actos de barbarie o genocidio.

Disparar sobre civiles que tratan de escapar, pasarles un tanque de guerra por encima y dejar que sus cuerpos sean devorados por los perros, evitar que  los organismos de socorro lleguen hasta el lugar donde están los heridos y los cadáveres, disparar contra las ambulancias y contra los choferes de la Organización de Naciones Unidas que distribuyen alimentos, impedir la labor de la prensa y retocar imágenes no se enmarcan precisamente entre los actos de defensa que asume una nación cuando se siente atacada.

Aunque el Consejo de Seguridad de la ONU votó el alto al fuego, Israel inicia una fase de ataques más cruda y sangrienta  y la búsqueda de un culpable diluye las negociaciones.

Las recriminaciones llueven sobre las fotografías que señalan la tragedia y surgen calificativos para reprochar que algunos periódicos coloquen en sus portadas las desgarradoras escenas.

La comida y el agua escasean, y las dificultades para llegar hasta las viviendas en busca de heridos y de gente atrapada hacen la situación más crítica.

Se agudiza el sufrimiento y los niños son  el  blanco más fácil. Alrededor de 400 han muerto, algunos después de sufrir  larga agonía, como aquellos cuatro chiquillos que los socorristas encontraron desfallecientes junto al cadáver de su madre.

¿Después de que terminen las hostilidades, cuál será el próximo paso?  ¿Qué va a pasar con los miles de desplazados que perdieron sus hogares y sus posesiones?  

¿Cuánto tardará reconstruir Gaza y de dónde saldrán los recursos? Gobernar Palestina será ahora una labor titánica, en medio de una pobreza más aguda.

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