Danza, teatro, radio y merengue sujetados a
la evolución

Danza, teatro, radio y merengue sujetados a <BR>la evolución

La danza, el teatro, la radio y el merengue en República Dominicana marcan un episodio importante en los últimos 25 años. El arte de comunicar con los movimientos del cuerpo ha tenido un notable desarrollo, mientras la dramaturgia recrea propuestas con nuevos talentos y producciones.

El avance tecnológico y los cambios programáticos son los efectos del medio de mayor alcance. El ritmo, el sabor y las fusiones tienen varios protagonistas que han servido de escuelas en la formación de nuevos valores.

DANZA (por Carmen Heredia de Guerrero)

Con la llegada al país  en 1948 de la profesora húngura Magda Corbett -recientemente fallecida-, la danza  clásica  inicia su lento pero continuo desarrollo. Nuevos aires de apertura vive el país  tras el derrocamiento de la tiranía, cuando a mediados de los años sesenta llega desde Cuba otra importante figura, Clara Elena Ramírez, quien de nuevo impulsó la danza, creando la academia que lleva su nombre.

En 1974, Irmgard Despradel, ex alumna de estas dos profesoras, crea el Ballet Santo Domingo. Para finales de la década de los setenta, la danza se encuentra en pleno desarrollo. Eladia de Cuello, cuya Escuela Ana Pavlova realiza excelentes montajes, y la Escuela de Ballet Ana Grullón de Pellerano, son otras importantes figuras  que se destacaron.

Tres ballets fueron presentados y marcaron definitivamente el nuevo rumbo de este arte. Irmgard Despradel lleva a escena “Coppelia” en 1978, Magda Corbett monta “La Cenicienta” en 1979, y ese mismo año Clara Elena Ramírez  presenta” La Bella Durmiente”. 

Fue en 1978 cuando se crea el Ballet de Bellas Artes, posteriormente cambia de nombre y se convierte en el Ballet Clásico Dominicano. El acontecimiento más interesante en la historia del ballet en República Dominicana se produce en enero de 1981, con la creación del Ballet Clásico Nacional, mediante decreto del presidente Antonio Guzmán.

TEATRO (Por Carmen Heredia de Guerrero)

La actividad teatral durante los últimos 25 años ha sido apreciable. La década de los ochenta deja atrás el teatro comprometido, de denuncia social, política, a veces panfletaria, que surge luego de la desaparición  de la dictadura.

Los nombres de Brecht, Sartre, Becket, Blonda, Ionesco y Sastre, pierden actualidad, aunque sus postulados siguen teniendo vigencia.

En los 80 se producen dos eventos importantes: el presidente Antonio Guzmán instituye por decreto el Día del Teatro Dominicano y se realizan los Festivales de la Cultura -dirigidos por el entonces naciente Instituto de la Cultura-, germen de lo que sería más adelante la Secretaría de Cultura.

En esos años de apertura  con un repertorio más amplio, en el que conviven  los autores clásicos  con los contemporáneos universales y dominicanos, pero con un nuevo enfoque en los montajes, se inicia  una ruptura con las tradicionales formas de actuar, y surge un actor más versátil, más acorde con los conceptos de la estética elaborada por el director y el grupo, que postergan  el realismo stanislavskiano.

La llamada  corriente denominada Nuevo Teatro, introducida por Rafael Villalona, se mantuvo en los ochenta.

RADIO (Por Jorge Ramos)

En los últimos 25 años la radio  dominicana ha avanzado a  nivel de tecnología, a tal punto que no tenemos que envidiar a las modernas emisoras de Estados Unidos. Y es que desde principios de la década de los ochenta, las  estaciones  comenzaron a instalar computadoras y posteriormente  se fue complementando el proceso de digitación con el “boom” del disco compacto y la calidad de los reproductores de sonido para broadcasting.

La programación  ha experimentado cambios, pasando de ser completamente musical e informativa a una radio más hablada e interactiva, donde los oyentes llaman.

Otra metamorfosis sufrida por las emisoras de dos de las principales ciudades, la capital y Santiago, se ve claramente en los formatos. Antes muchas canciones románticas, merengue y salsa, hoy reggaetón, rap, hip hop y rock.

La década recién pasada catapultó a los programas matutinos en el gusto de los oyentes, teniendo como artífeces “El gobierno de la mañana” y “El matutino de Teo Veras”, los pioneros en este tipo de programación hablada en radio.

La posibilidad de interactuar con el público, las discusiones y polémicas, la forma de llevar la noticia, más allá de lo mero informativo, le dieron el tiro de gracia a los noticieros tradicionales que ya venían en decadencia  en la banda de AM, ante la calidad de recepción de la FM.

El desarrollo tecnológico de la radio no ha ido a la par con la calidad de los animadores de este tiempo. Algunos animadores se pasan cinco o seis horas de su turno maltratando el idioma, haciendo insinuaciones malsanas a niñas y jóvenes.

En la capital hay 50 emisoras en FM y aproximadamente 40 en AM. La Amplitud Modulada se ha quedado reservada para el público de los pueblos o aquellos que aún en la ciudad quieren escuchar noticias, programas de política, deportes, comentarios y orientación.

MERENGUE ( Por Reyes Guzmán)

La música es la expresión del arte que alegra los sentidos y como fenómeno de la combinación rítmica ha jugado un papel  importante en la República Dominicana para que el merengue, la bachata y el género típico sean los más importantes. Unos y otros, con variantes en letras y base musical, se mantienen como sonidos que motivan a bailadores.

Dentro de los episodios de la historia musical, Johnny Ventura, quien celebró el 2 de junio 50 años cantando, es  ejemplo en el progreso de evolución. Siempre ha ido con el tiempo, adaptándose a las exigencias de la moda, pero cuidando el contenido de lo que interpreta.

Wilfrido Vargas tuvo época de gloria y supo adelantarse en los 80 a las fusiones y a ofrecer en algunos de sus temas la parte hablada (rap). Con una orquesta que fue escuela para Vicente Pacheco, Sandy Reyes, Marcos Caminero, Eddy Herrera y Rubby Pérez, entre muchos más, estuvo  entre los primeros lugares de popularidad.

Otra orquesta que también fue escuela  en la formación  de talentos fue la de Dioni Fernández, en la que sacaron notas sobresalientes Sergio Vargas, Charly Rodríguez, Carlos David, Pablo Martínez y otros tantos que apoyados en sus voces supieron  ganar espacio para luego lanzarse con sus proyectos.

Aníbal Bravo fue otro que dio oportunidades en su orquesta para que Jochy Hernández, Henry Castro, Bobby Rafael, Félix Cumbé, Ileana Reynoso y nuevas voces se la lucieran.

Ramón Orlando y la Internacional implementaron un estilo refinado, con voces que le dieron al merengue otra cara. Fue centro de enseñanza para varios jóvenes, entre ellos,  Diómedes Núñez. Orlando hizo una selección de músicos que daban cátedras.

Un artista clasificado como el más carismático es Fernando Villalona, quien ganó un lugar privilegiado gracias al merengue.

Manuel Tejada entregó trabajos importantes en la línea de los arreglos musicales para que el merengue sonara diferente y tuviera nuevos colores. Participó en los arreglos de un disco de éxitos de Alex Bueno, en el que incluyó “Colegiala” y “Que cara más bonita”.

Los ochenta fue la época de las adaptaciones, de pasar a merengue las letras de los temas románticos que sonaban en boleros y baladas.

Aramis Camilo, Los Hermanos Rosario, Juan Luis Guerra, Sergio Vargas, Los Toros Band (con Héctor Acosta) y Milly Quezada, se merecen varios capítulos en la historia de musical de los últimos 25 años.    

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