Cualquier mujer embarazada, en condiciones de normalidad gestacional, debería optar libremente a dar a luz a su bebé en la vivienda familiar, si así lo deseara; pero no cabe duda, a su vez, de que la inmensa mayoría de los países no han logrado garantizar con suficiencia la resolución urgente de complicaciones que pudieran acontecer durante un parto en el ámbito domiciliario
“Este tipo de imprevistos y dificultades en casa, siempre muy exigentes a la hora de aportar medios humanos y materiales, pueden poner en riesgo la salud, incluso la vida, tanto de la madre como del recién nacido”, subraya el Dr. Manuel Sánchez Luna, neonatólogo jefe del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
“Aún así, mientras los diferentes sistemas sanitarios mundiales tratan de ofrecer una prestación al parto domiciliario con plenas garantías de seguridad, las matronas, obstetras y pediatras tenemos la responsabilidad de avanzar en las medidas de humanización en esta asistencia trascendental para las familias”, destaca el también presidente de la Sociedad Española de Neonatología (SeNeo).
El nacimiento hospitalario es un fenómeno relativamente reciente que se produjo en la mayoría de los países económicamente desarrollados durante el siglo XX. A finales de 1940, los avances en antibióticos, las transfusiones sanguíneas y la aplicación de anestesia segura condujeron a reducir significativamente la mortalidad materna.
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De modo progresivo, a nivel mundial, se ha minimizado desde entonces la morbimortalidad materna y neonatal durante el parto. El hospital permite la monitorización estricta del bienestar de la madre y el bebé, reduce el riesgo de infección y asegura una intervención médica en caso necesario.
En España, a partir de los años 70, la atención al parto pasó del ámbito domiciliario al hospitalario, universalizando la asistencia sanitaria hospitalaria.
Durante 2017, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), solo 1.273 nacimientos en España tuvieron lugar en el domicilio, un 0,32% de todos los partos.
Nacer en el hospital, la mejor opción médica
“El Tribunal Europeo de los Derechos Humanos (TEDH) reconoce el derecho de toda mujer a elegir las circunstancias y el ámbito donde dar a luz a su bebé, y es deber de todos los estados europeos asegurar a las mujeres el acceso al parto en casa y garantizar su total seguridad.
No obstante, el Comité de Estándares de la Sociedad Española de Neonatología valora que, con la actual estructura sanitaria en nuestro país, unida a la evidencia científica insuficiente, no podemos recomendar el parto domiciliario en España.
El parto domiciliario está bien integrado en el sistema de atención médica de algunos países, como Canadá, Inglaterra, Islandia, Holanda, Nueva Zelanda o en el Estado de Washington en Estados Unidos.
Consideramos imperativo que los padres que opten por la opción de parto en casa sean bien informados de los beneficios y riesgos potenciales, así como de sus limitaciones en nuestro entorno a día de hoy.
Es importante reconocer tanto los intereses de la madre como los del feto, de modo que queden en perfecto equilibrio la salud y el bienestar materno con la seguridad del recién nacido.
En algunos estudios se ha comprobado que el parto domiciliario en gestantes de bajo riesgo con sistemas bien integrados y organizados, como en el Reino Unido, no había aumentado el riesgo de problemas para la madre y el recién nacido.
Sin embargo, en otro estudio reciente, de 2017, realizado en la ciudad de Nueva York, se asoció el parto domiciliario con una mayor incidencia de encefalopatía hipóxico isquémica (EHI).
Los requisitos mínimos del parto a domicilio son una atención inmediata y capacitada en el caso de aparecer complicaciones.
La seguridad del parto domiciliario depende de muchos factores, puesto que la provisión de recursos en el parto domiciliario es muy diferente dependiendo de la localización, incluso dentro de un mismo país. El parto domiciliario, en nuestro entorno, implicaría la concurrencia de todas estas premisas:
- Una selección de casos basada en una ausencia de criterios de riesgo durante el embarazo.
- Concienciación seria de los futuros padres, debidamente informados, de lo que supone un parto en domicilio.
- Disponibilidad de medios domésticos aceptables, además de apoyo por parte del entorno familiar más cercano.
- Existencia de red asistencial de profesionales altamente cualificados para la asistencia al parto apoyados por otra red de transporte que permita el traslado urgente a un centro hospitalario.
En estos casos, debería poder estar garantizado un traslado adecuado y precoz de estas gestantes, ya que eventos agudos y súbitos tales como prolapso de cordón, desprendimiento de placenta y distocia de hombros pueden no ser trasladados a tiempo si no se anticipan, resultando en un aumento de incidencia de Encefalopatía Hipóxico-Isquémica (EHI), así como de otros resultados perinatales adversos.
Para considerar el parto domiciliario como una alternativa en países como España queda aún pendiente un camino por recorrer.
Precisaría de una dotación adecuada y suficiente de medios materiales, una formación y acreditación de los profesionales que lo atiendan basada en guías uniformes y criterios de selección de pacientes con base en los riesgos, así como unos sistemas de transporte y emergencias coordinados con los hospitales.
Mientras en nuestra sociedad no podamos ofrecer una asistencia al parto en casa con plenas garantías de seguridad, las matronas, obstetras y pediatras tenemos la responsabilidad de progresar en el proceso de la humanización de la asistencia sanitaria en el momento del parto.
Los datos de otros países como Australia, Holanda e Inglaterra demuestran que el parto extrahospitalario puede aportar importantes ventajas para la madre y el recién nacido, y en un futuro podría ser una alternativa en nuestro entorno, especialmente para las mujeres multíparas (haber paridos más de dos veces)”, concluye su mensaje el neonatólogo, Manuel Sánchez Luna.