David, armas y violencia

David, armas y violencia

El ataque de que ha sido víctima el recio y admirado toletero David Ortiz ha estremecido las fibras de la dominicanidad. Tanto aquí como en el extranjero. Supongo que ese lamentable hecho también ha tocado los corazones de muchos de sus admiradores en el mundo y no solo en los nacionales dominicanos. David es una marca dominicana de las más universales.
Este hecho debe servirnos a los dominicanos para reflexionar sobre qué es lo que se continúa incubando en una sociedad que históricamente se ha caracterizado por el temperamento bonachón del dominicano, su afabilidad y sus dones naturales para compartir con otras culturas y especialmente con nuestros visitantes que tanto aprecian las playas dominicanas, el merengue, la bachata y otros géneros musicales que hemos adaptado culturalmente al estilo nuestro. También muchos admiran nuestro gran talento beisbolero
La violencia se ha convertido en un mal sistémico que amenaza seriamente la convivencia pacífica y la tranquilidad de los dominicanos. Nuestras casas se convierten crecientemente en jaulas que procuran mitigar los efectos de la violencia y la delincuencia. Cada vez tenemos más heridos y muertos por armas de fuego, pero también por accidentes de tránsito y por otras formas de violencia, como las de género y la intrafamiliar. El caso de David Ortiz es una especie de llamado a toda la sociedad dominicana, y especialmente a sus autoridades para que asumamos que las cosas no pueden seguir igual. Que necesitamos profundos cambios de conducta y de actitud para encarar los profundos desafíos que tenemos como nación.
Desde que escuché la noticia sobre el caso de David lo primero que pensé fue desear que pudiese salir con bien y además que ojalá que el caso se hubiese dado en el extranjero. No debió ocurrir en ningún lugar, pero para nuestra sociedad es un gran golpe constatar que un icono de su categoría estuviese corriendo un gran peligro en su propia tierra. A su tierra por la que tanto esfuerzo ha hecho para engrandecerla con su talento y comportamiento.
He señalado en varias ocasiones que tenemos políticos que reparten armas como forma de atraerse el favor de aquellos que se sienten con mucho poder cuando andan armados. Y también he dicho que esa es una mayúscula irresponsabilidad. Considero que el porte de armas de fuego debe limitarse a la fuerza pública en servicio. También que hay que tener mayores controles sobre las armas y sus usuarios, pero sobre todo tener la responsabilidad de entregarla a aquellos que muestren estar aptos cultural y mentalmente para usarlas.
Qué pena, Big Papi, que esta tragedia te tocara a ti y en tu propia Quisqueya. Sin embargo, como decía el profesor Bosch, no hay nada tan malo que no tenga algo bueno. Aunque es un hecho que nos conmueve, abochorna y nos hace daño como nación que se muestra cada vez más insegura, al mismo tiempo estoy convencido de que tu generosidad y amor por el país mostrará su mejor cara haciendo provecho del nefasto momento que has pasado.
Creo que David Ortiz puede unir a toda la sociedad dominicana y sus instituciones en una gran cruzada nacional en contra de la violencia y la inseguridad y en favor de instalar una cultura de la paz, la convivencia solidaria y la tranquilidad de nuestro pueblo.

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