David Camus, nieto de Camus en el país

David Camus, nieto de Camus en el país

El Coloquio que presentó el Centro de Estudios de la Civilización Francesa y de la F rancofonía  de FUNGLODE  sobre “Albert Camus: El hombre, la obra, los surcos de la libertad”  con la participación de destacados profesionales fue en extremo interesante, y  las conferencias  resultaron  brillantes.

Con la presencia del embajador de Francia  Roland Dubertrand  y  la moderación de  Delia Blanco, crítica de arte y literatura, profesora de lenguas y literatura, y doctora en letras de la Universidad de París Sorbonne, quien también intervino con una estupenda conferencia, integraron la mesa principal los exponentes: David Camus  escritor y nieto del gran Albert Camus; Pierre-Louis Rey, especialista de las novelas de los siglos XIX y XX  y representante de la famosa editorial Gallimard; la poeta, ensayista y crítica dominicana Ylonka  Nacidit  Perdomo; Sophie Bastien profesora de literatura; el filosofo Reynaldo Espinal y Christophe Paradas, psiquiatra y sicoanalista  a quien ya conocía por su interesante disertación sobre Sigmund Freud.

Les confieso que acudí al encuentro  incitada, sobre todo,  por el deseo de escuchar  a David Camus.  Si bien nació diez  años después de la muerte de su abuelo pensé que tendría mucho que  contar de lo que su padre, Jean Camus, le hubiera revelado sobre la historia familiar, el proceso escritural de A. Camus; las fotos íntimas; los documentos originales de sus obras… me entusiasmé con la ilusión de escuchar una interpretación diferente de la obra literaria y socio-política hecha por alguien tan cercano al autor de “El Extranjero”, pero a la vez de otra generación.

Para mantener el suspenso, y como era de esperarse, planificaron la presentación de David Camus para la última hora, a pesar de que disfrutamos cada una de las conferencias la expectación era grande.  Observé con discreción su figura de  piel transparente, sus movimientos suaves,  sus gestos tímidos aunados a  la actitud de respeto al relacionarse con los demás y  una dulzura nostálgica en su mirar profundo  que evocaba en mí al que nos dejó al partir su obra inconclusa “El último hombre”. Quise ver de qué hablaría… Al ver el programa pensé que el título de la conferencia resultaba algo críptico “La libertad en el nombre“, asunto que despertó mi interés, aún más: no imaginaba sobre qué  versaría su exposición.

La conferencia de David Camus fue magistral, pero triste, muy triste y además totalmente inesperada.  Contó una realidad en verdad penosa. No fueron pocos los que sacaron el pañuelo y enjugaron sus lágrimas  y entre ellos, acompañándonos  en la emoción que aquel discurso provocaba se encontraban  Delia Blanco y Pierre-Louis Rey.

Y es que no había manera de no dejarse  tocar interiormente por aquellas palabras bien escritas, bellas en su forma y devastadoras en su contenido.   David Camus hablo de la carga, de la responsabilidad y del honor que ha significado en su vida llevar el apellido Camus. Contó que nunca fue reconocido como el hijo de su padre, sino como el nieto de su abuelo; reconoció, además, que sus hijos no son vistos como los hijos de David Camus, sino como los biznietos de Albert Camus; confesó que en la universidad algunos  de sus profesores le advertían que no se le ocurriera esperar trato especial por ser nieto de  A. Camus; siguió contando que al conocer nuevas amigas la primera pregunta que le hacían era si era “Camus” de Albert Camus.

El confiesa llegar al colmo de responder que no, que no pertenecía a esa familia, como una forma de redirigir la atención hacia él.  Cuando escribió sus primeros libros los críticos de su país no lo vieron  como un escritor único, sino como el nieto  de Camus; por tanto, se pensaba que debía escribir y pensar como su abuelo. Existe una especie de preconcepción sobre su persona que lo ha acompañado durante toda su vida.  Cuando su obra fue publicada por  Gallimard  fue visto por otros como un logro obtenido por los lazos que unieron a  A. Camus a la editorial y no por el valor de su literatura.

Mencionó por sus nombres a hijos e hijas de grandes escritores,  artistas del cine y de las artes plásticas que tomaron la ruta del alcohol, las drogas y hasta  el suicidio; y es que para ellos el peso de la fama de sus progenitores  y  la expectación  de todos respecto a sus talentos y a la  perfección que se esperaba de ellos resultó  intolerable, según expresó.

Resaltó la gran admiración que profesa el mundo por  Albert Camus, y nos reveló lo que sintió frente a una hermosa y enorme estatua de su abuelo: le parecía que estaba frente a un dios del Olimpo.  Y  nos  aseguró  que entiende, conoce y admira la obra y al hombre que fue su abuelo Albert Camus, y comprende y acepta la gran responsabilidad  que le ha tocado vivir…

David Camus dejó caer unas lágrimas en aquel papel que leía, y así enjugamos las nuestras  aquellos que escuchamos  aquel discurso  pronunciado desde el alma de aquel magnífico joven escritor.  Al terminar hubo un silencio sacro… aquel  dolor aquella lucha por una identidad propia la habíamos sentido todos y de repente el salón estalló en aplausos.  Yo me sentí culpable de haber visto en su rostro gestos del escritor Albert Camus, pero a  Albert Camus lo buscaré en sus libros, en sus ideas, porque ahora conozco otro Camus: un David que ha luchado con su Goliat y ha vencido porque ha encontrado su propio camino.  Estoy segura que Albert Camus donde quiera que esté estará orgulloso de un nieto que como David es un  alma noble y tierna, pero rebelde, libre y con una identidad  que lucha por afianzarse como hombre y como escritor.

Ahora y para termina  les presento  una breve entrevista que tuve la dicha de realizar al escritor David Camus.  Disfrútenla:

O.B. — ¿Cuándo empezó a escribir y con qué tipo de literatura?  Empecé a escribir a la edad de 11 años. Mis primeros escritos eran guiones de películas, documentales y artículos para el periódico escolar.  A los  13 años empecé a escribir cuentos, inspirados en HP Lovecraft  y  en E. A.  Poe,  para esa fecha  yo firmaba bajo el seudónimo de  ¡Howard Phillips!   Luego escribí  poesía.  Escribí mi primera novela a los 20 años.  Ahora,  escribo, entre otras cosas, guiones de cómics.  El  último  es una adaptación del cuento  «From Beyond»  de Lovecraft   que será dibujado por Ben Templesmith, y se publicará el próximo año;  por otro lado tengo en mi haber el “Self Made Hero”, una antología de Lovecraft, también, trabajo en el  guión de  una novela gráfica y  autobiográfica.  Estoy trabajando básicamente novelas para adultos jóvenes y ensayos sobre Lovecraft. Cuando escribo trato de mezclar  viejos con nuevos proyectos.  Es como construir un país, con montañas y costas, pueblos y campos, bosques y ríos…

Nota de OB.:  El seudónimo resulta interesante ya que Howard Phillips  es el nombre del autor estadounidense  nacido en 1890 y fallecido en 1967, que se destacó por una literatura de horror, fantasía y ciencia ficción, pero es importante hacer notar que el  principio que guía la obra de Lovecraft es el llamado “cosmicismo” u “horror cósmico” que trata de la idea de que la vida es incomprehensible a las mentes humanas y que el  universo le es fundamentalmente ajeno.  Su tema central es el conocimiento prohibido,  y los protagonistas no  están en control de sus propias acciones,  aparte de que no tienen forma de escapar de las acciones negativas de sus ancestros.  Cualquier semejanza con la “teoría del absurdo de la vida” que tanto trata   Albert Camus en su magnífica obra “ El mito de Sísifo” se los dejo a vuestra evaluación.

O.B: — ¿Por qué sintió la necesidad de escribir? ¿Por qué? No sé. Supongo que esa necesidad  siempre ha estado ahí. Me encanta  leer. En la medida en que puedo recordar… los libros siempre han estado en mi vida. Yo solía decir que eran mis verdaderos padres, que ellos me criaron. Supongo que quería escribir con el fin de devolverles  o de pagarles todo lo que me dieron.  Para ser parte de su vida, de su flujo.  Quizás para convertirme yo mismo en un libro.  Era una manera de existir. Lo sigue siendo.  Yo existo a través de la escritura.

O.B. — ¿Quién es usted como persona y como escritor? No estoy seguro de entender la pregunta. Yo diría que, como persona, soy escritor. (Y viceversa).

O.B. — ¿Qué es lo que espera de la vida? No espero nada de la vida. Siempre he pensado que la vida es muy generosa  y  rica en oportunidades.   Yo diría… incluso demasiada generosa.  Me ha dado más de lo que yo pueda tomar; por  tanto, es  más de mí mismo de quien espero, que de la vida. Y lo que espero de mí mismo es poder responder  y poder satisfacer  a  plenitud  todo  lo que la vida ofrece.

O.B. — ¿Qué cree usted que es el objetivo y el valor de la literatura en una sociedad determinada? Yo diría, en un nivel básico, que el propósito de la literatura es entretener  e instruir. Pero eso es sólo en un nivel básico. El principal y verdadero objetivo de la literatura, para mí, es liberar a la humanidad, expandir  la  conciencia  y  ayudar a la gente a ser más felices.  La literatura es una de las cosas más valiosas que existen, si no, la Biblia o el Corán  no serían tan importantes  para tantas personas.

O.B.: —¿Forma su apellido parte de su identidad o ha sido un obstáculo para su encuentro con usted mismo y  con los demás como una persona completa  y única? Yo diría que ambas cosas. A menudo  tengo la sensación de ser dos personas: Albert Camus y David Camus, nieto de Albert Camus.  Por supuesto, son la misma cosa, pero la única manera de ser completamente yo mismo es ser los dos socialmente hablando.  Es un trabajo duro, pero se puede hacer. Es sólo cuestión de tiempo.

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