Agobiado por las constantes críticas y rumores sobre el uso de sustancias para mejorar el rendimiento, el toletero dominicano David Ortiz escribió una interesante pieza en The Players Tribune, el portal que Derek Jeter creó para que los atletas se expresaran.
Veamos una traducción del artículo escrito por David Ortiz.
¡Estaba listo para matar a alguien hermano! Estaba dormido en mi casa en Dominicana y escuché un fuerte sonido en mi puerta a las 7:30 de la mañana. Tengo seguridad, mi esposa y mis hijos duermen allí, no esperaba a nadie, ¿Quién rayos está tocando la puerta? Así que bajo y pregunto; ¿Quién c*** anda ahí?
Le echo un vistazo a la cámara de seguridad y veo dos gringos con maletines en mano. Por su aspecto imaginé el contenido de esos maletines, recipientes para muestras de orina y agujas gigantescas.
La oficina de las Grandes Ligas los ha enviado de vacaciones a mi preciosa isla. Qué trabajito.
Abro la puerta.
“Perdón por la interrupción, pero necesitamos tomar unas muestras.”
Me quedo mirando a estos tipos y les digo, “7:30 de la mañana. ¿En serio hermano?”
Los muchachos entran con sus equipos y empiezan a tomar la muestra en la cocina. Mis hijos están tan acostumbrados a esto que se ríen y me toman fotos. Esto no es nuevo. Uno de los tipos me introduce una aguja y mientras tanto el otro busca charlar conmigo diciéndome que viene de Colorado.
“¡Es cálido aquí!” Me dice.
“No sabía que ustedes venían” Les digo. “Deben tener cuidado. Esto es Dominicana, hermano.”
“Solo hacemos nuestro trabajo” Me dice.
“Les voy a decir algo, lo único que encontrarán en mi sangre es arroz con habichuelas” Les digo.
En la mente de algunas personas, siempre seré un tramposo, y eso es mierda. Anoten mis palabras: Nadie en la historia de la MLB ha pasado por más pruebas de sustancias que yo. ¿Ustedes saben cuántas veces me han hecho pruebas desde el 2004? Más de 80. Dicen que estas pruebas son aleatorias. Si es así, debería jugar la loto. Algunas personas piensan que esto es un juego, no lo es. Diez veces durante la temporada estos tipos entran al clubhouse o a mi casa con sus maletines. Nunca han sido positivas.
Eso no le importa a algunas personas. Todavía me miran como un tramposo porque estuve en una lista que se filtró en el 2003. Les voy a decir algo sobre esa prueba. La mayoría de los muchachos estaban tomando suplementos que se vendían libremente en ese entonces. La mayoría todavía lo hace. Si es legal, lo toman. Lo hacen porque si llegas a la Serie Mundial son 180 partidos. Piensen un segundo, tus hijos se pueden enfermar, tu esposa te puede gritar, tu padre puede estar muriendo, a nadie le importa. A nadie le importan las lesiones, ya sea tu muñeca o la ingle. Eres un artista. La gente quiere verte batear una recta a 95 millas por hora por encima de una pared de 37 pies.
La mayoría de los jugadores toman docenas de pastillas al día para poder completar la temporada regular, desde multivitamínicos, creatina, aminoácidos, de todo tipo de cosas. Lo que sea legal, lo tomarán.
Pero a principio de siglo, ibas a GNC y el tipo que trabaja en el establecimiento te decía. “Oye toma esto. Es grandioso. Te construye masa muscular, ayuda con las molestias y quema grasas.”
Entonces estoy comprando suplementos que se venden sin recetas en los Estados Unidos de América. Compro esto junto a doctores y abogados. De un momento a otro las Grandes Ligas dicen que hay algunos ingredientes dentro de los suplementos que venden en GNC que contienen esteroides.
Si piensas que hablo incoherencias, vayan a su cocina ahora mismo y lean la parte trasera del suplemento y honestamente díganme si saben lo que contiene. Yo no estoy cruzando a México a comprar pastillas raras. Estoy en un centro comercial frente a Dunkin Donuts.
En 2003, Grandes Ligas quería medir lo que los jugadores estaban consumiendo para tener una idea general. A todos nos hicieron pruebas y ellos (MLB) sellaron los resultados. La temporada siguiente nos dijeron, “Entonces, pueden tomar estas pastillas con esto y aquello.” Todo tipo de cosas que uno podía comprar anteriormente sin problemas. Usaron nuestras pruebas para saber qué se consideraría una sustancia para mejorar el rendimiento. Excelente, vamos a limpiar el deporte, me encanta, si atrapas a alguien suspéndelo por una temporada completa. A mi no me importa porque no estoy usando nada de eso.
Durante las próximas temporadas me doy cuenta de que las cosas están cambiando. Los muchachos están más pendiente de lo que está entrando a su cuerpo. Pero noto que me están realizando pruebas 10 veces por temporada mientras estoy metido en el gimnasio levantando 400 libras. Estoy ahí afuera en el 2006 conectando 54 cuadrangulares y nadie quiere hablar de eso. Me preguntan “Papi, por qué corres tan lento cuando conectas un cuadrangular? ¿Por qué sueltas el bate de esa manera? No crees que es una falta de respeto la forma en que celebras?
Sí, lo voy a disfrutar. Soy así y acabo de conectar un cuadrangular de 500 pies. Crecí en una cloaca y ahora estoy aquí en frente de todos viviendo mi sueño y quieren que me sienta triste por eso, no puedo estoy aquí para traer alegría a este juego.
La gente me pregunta todo el tiempo cómo me convertí en un monstruo entrando a los 30 años. “¿Cómo lo haces? Debes estar haciendo trampa. “¿Saben cómo? Siempre he sido un toro físicamente, pero aprendí a jugar esto con mi corazón, mi cabeza y mis huevos. Estudie el juego, me hice mas fuerte mentalmente. Desarrollé un truco durante mis visitas al Yankee Stadium, especialmente durante los playoffs, salía al círculo de espera, miraba al público y encontraba al fanático más loco, los que me voceaban de todo tipo de cosas y los miraba directamente a los ojos a ver quién pestañaba primero. Luego de esto miraba al dugout y les decía, “miren esto, la voy a mandar al subway.”
Una noche conecté un cuadrangular y cuando venía doblando por tercera encontré dos tipos en el público y uno literalmente le decía al otro, “¡Por qué carajos lo molestaste hermano!”
Me convertí en un gran bateador por mi preparación mental. Este es un juego para hombres que piensan. Puedes ser el más joven y el más fuerte y no vas a batear un sinker ante 40 mil personas gritándote si no piensas. Por eso me molesto cuando imagino como me recordarán. Solo pensarán en mi poder, no recordarán las horas que he pasado estudiando vídeos, las prácticas de bateo, mi inteligencia. A pesar de todo lo que he logrado en este juego, al final del día te convierte en un personaje y solo eres el gran bateador designado de República Dominicana.
¿Creen que estoy bromeando?
En 2013 vine de la lista de incapacitados y estaba en llamas. En mis primeros 20 partidos estuve bateando para .400. El pelirrojo columnista de cabellos rizados del Boston Globe llega a mi casillero y me dice, “ Eres dominicano, estás más viejo. Llenas el perfil de un consumidor de sustancias. ¿No crees que eres un sospechoso?”
Me está mirando a los ojos cuando me dice esto. He tomado 70 turnos, estaba atónito. ¿Me preguntó que soy dominicano? ¿Lleno el perfil? ¿Este tipo está relajando?
Quise matarlo, pero no puedes reaccionar, es lo que quieren, buscan tu ira para enterrarte. Solo le sonreí y le pedí su dirección.
“¿Para que quiere mi dirección?” Me dice.
“Porque me hicieron una prueba hace dos días” Le dije. “Te enviaré los malditos resultados.”
Es un reportero de mi propia ciudad que llega a mi casillero y me dice que soy tan bueno que debo estar consumiendo alguna porquería. Estoy sentando ahí pensando, me hacen pruebas 10 veces al año he ayudado a este equipo a ganar dos series mundiales y este tipo que nunca ha jugado béisbol me dice que soy un sospechoso.
Mi prueba estuvo limpia como las otras 8 o 9 que me hicieron esa temporada. Mi promedio bajó a .300, claro que bajó. Conecté 30 cuadrangulares y ganamos la Serie Mundial. ¿Fue aceptable para ese reportero? ¿Mis números fueron muy altos para un jugador de la República Dominicana? ¿Debí hacerme una prueba antes de destapar la champaña?
Nunca se disculpó.
Me preguntan todo el tiempo: “¿Crees que llegarás al Salón de la Fama? ¿Crees que es justo luego de estar en esa lista del 2003?”
Déjame hablarte de justo. Crecí en un vecindario donde había tiroteos todos los días. No sabia si saldría a jugar pelota o si me iban a balear. Asesinaron personas delante de mi. Crecí en un hogar en donde mi padre le pegaba a mi madre. Veía una pelea en mi casa prácticamente todos los días. Era normal. Crecí en una casa donde no había dinero para vitaminas y proteínas. Créanme cuando les digo que la proteína llegaba gracias a las habichuelas negras.
Los reporteros quieren hablar de justo, el mundo no es justo. Nunca olvidaré cuando llegue al clubhouse a un partido de día ante Oakland en el 2009 y un reportero me dice, “¿Hey, sabes que tu nombre está en una lista de consumidores de sustancias en ESPN?”
Literalmente le dije, “Ha!” y le di la espalda. Honestamente, pensé que estaba bromeando.
Unos 30 minutos después me estoy vistiendo y veo mi cara en el televisor. Me doy cuenta que fallé una prueba en el 2003.” Nadie me informó de esto. Ahora seis años después unos documentos se han filtrado y dicen que soy estoy manchado. Llamo a mi agente para preguntarle qué estaba sucediendo. No tuvo respuestas. Me puse en contacto con el sindicato y tampoco tenían respuestas. Al día de hoy, nadie me ha dado respuestas. Nadie puede decirme a qué fue que di positivo. Me dicen que legalmente no pueden porque esos resultados nunca debieron ser públicos.
Les voy a decir algo. Pueden decir los que sea de mi, me pueden amar, me pueden odiar, pero no soy un hablador. Nunca he consumido esteroides. Si di positivo fue por unas pastillas que compré en un centro comercial. Si creen que eso arruinará todo lo que he logrado en este juego, no hay nada que diga que pueda cambiar su forma de pensar.
Luego de ver mi rostro en ESPN, sentí mucha ira. Sabía que algo venía. Pero cuando salí ese día al plato solo me dije, Papi mira donde estás, mira de dónde vienes, nadie te está disparando, nadie trata de matarte. Te pagan para jugar un juego de niños.
Cuando estoy en el plato, me siento en el cielo.
Acabo de conectar el cuadrangular a las gradas del Fenway Park. Me dije, llegamos, que forma de cerrar.
Cuando llegué al clubhouse era una locura. Los reporteros estaban en todos los lados, nadie me preguntó por el cuadrangular. Nadie me preguntó cuántas pruebas me han hecho desde el 2003. Desde ese día me han preguntado lo mismo un millón de veces. ¿Crees que mereces estar en el Salón de la Fama?
Claro que merezco estar en el Salón de la Fama. He ganado tres series mundiales desde que la MLB introdujo el sistema de pruebas de dopaje. He tenido grandes actuaciones año tras año. Pero si un grupo de escritores que nunca han hecho un swing quieren decirme que es para nada. ¿Por qué ellos se encargan de mi legado?
Les diré lo que realmente me importa. Cuando jugamos en Texas unos días después la gente gritaba “Tramposo, tramposo, tramposo!” fue fatal.
Mi familia estaba en las gradas. Luego del partido mi hijo me pregunta en el hotel con lágrimas en sus ojos, “Papá, por qué te dicen tramposo? Eres un tramposo?”
Como padre es un momento para el que nunca estás preparado. Lo miré a los ojos y le dije, “No, no soy un tramposo.”
En 75 años cuando no esté, No me importará el Salón de la Fama. No me importará que un grupo de escritores sepan la verdad sobre lo que soy y lo que he hecho por este juego. Me importa que mis hijos sepan la verdad.