El apodo cuenta la historia del hombre. Big Papi. Más grande que la vida misma, pero un tipo afable y amistoso. Poderoso y adorable. Gigante, genial. David Ortiz, sin embargo, consiguió ese apodo de una manera más práctica que grandiosa.

“Soy muy malo con los nombres”, dice el hombre responsable por acabar con décadas de derrotas de los Medias Rojas de Boston y de ayudarlos a ganar tres campeonatos.

“A todo el mundo le decía Papi. Un buen día, alguien me dijo ‘te vamos a decir Papi a ti’ y como soy grande, Big y Papi”.

El nombre se convirtió en algo especial gracias a los campeonatos del 2004, 2007 y 2013. El primer título acabó con 86 años de sequía para los Medias Rojas.

Y para el último campeonato, Ortiz jugó tan bien que cuando los Medias Rojas visitaron la Casa Blanca, fue escogido para entregarle al presidente Barack Obama una camiseta del equipo.

Ortiz, vestido con un traje elegante y usando lentes de sol en el Jardín Sur de la Casa Blanca, se emocionó cuando Obama dijo “Vamos a tirarnos una buena foto”. Ortiz, sin embargo, le respondió: “¿le molesta si me tiro una yo?”.

Ahí se produjo la “selfie” que le dio la vuelta al mundo – “la selfie del Big Papi” como le llamó Obama. Ambos hombres se sonrieron y la multitud aplaudió.

Que Ortiz pueda acercarse a un presidente es otro de los milagros que brinda el deporte. Ortiz creció en Haina, República Dominicana.

A la fecha, con tres campeonatos conquistados, Ortiz se ha convertido en uno de los grandes del clutch en la historia del béisbol.