David Ortiz, un emblemático hombre de béisbol

David Ortiz, un emblemático hombre de béisbol

POR AMALIE BENJAMIN
DEL BOSTON GLOBE
BALTIMORE.-
Cuando David Ortiz entra a un clubhouse, él se desplaza confiado, casi como si estuviera bailando. Parece como si fuera el dueño del mundo y en este momento, quizás lo es.

Dice que este es él. El hombre con la sonrisa, bromeando y gritando y riendo todo junto. Su personalidad se destaca hasta las gradas, sale de la televisión y cruza la mesa.

El dice quien es en su forma de vestir – el hombre prefiere combinaciones de camisetas y horras que frecuentemente gritan tanto como su voz.

“Creo que todo el mundo sabe como soy”, dice Ortiz. “No me gusta y no creo en la gente que es demasiado normal cuando todo está bien y luego cambian cuando ven un problema. Se los dejo saber de inmediato que no me gusta. Soy así. No me gustan las mentiras o las doble cara. No me siento cómodo con eso. Digo lo que siento inmediatamente. Ese soy yo”.

David Ortiz, en el terreno y fuera del mismo, no se esconde.

Es parte de la razón por la cual el toletero se ha convertido en el jugador más popular del béisbol, parte de la razón por la que fue al Derby de Jonrones. Dos temporadas y media después de no recibir oferta de contrato de los Mellizos de Minnesota, Ortiz recibió más votos que cualquier otro jugador, con 4,138,141, incluyendo más votos por Internet que cualquier otro. Por eso es que lo quieren tanto. Ortiz no es el enigma que representa Manny Ramírez.

No tiene una presencia estoica como Jason Varitek. No confronta tanto como Curt Schilling. Ortiz es lo que es. La única pregunta es cómo llegó a ser así.

Porque Ortiz no está sonriendo ahora. No está haciendo nada y el dolor se ve en sus ojos. Habla de su madre y cómo, desde el accidente, nada puede afectarlo. Porque nada, dice él, será tan duro.

Angela Rosa Arias murió en un accidente automovilístico en enero del 2002. Fue, absolutamente, el momento más difícil de su vida.

“En ese momento tuve que ser la persona fuerte de la familia porque todo el mundo se vio muy afectado”, dice Ortiz. “Tuve que motivarlos. Perdí la persona que más amor me dio. Pero nunca me di por vencido. Lidie con la situación. Después de eso, creo que nunca he enfrentado algo tan difícil en mi vida. Por eso veo todo con luz y felicidad”.

Este no es el Ortiz del estadio. No es el Ortiz de los comerciales, aquel que vive riendo. Este es el otro David Ortiz. El que él es. El que se queda dentro.

“La vida es un reto”, dijo Ortiz. “La vida es un reto que uno necesita. Hay cosas en la vida que van a tirarte al suelo, pero si uno aprende a levantarse, eso implica que uno no se rinde. Es lo mejor que un ser humano puede hacer, nunca rendirse. Si uno se rinde, deja de lado a sus hijos, su esposa, su familia”.

El dice que nunca ha hecho eso, nunca se ha rendido, aunque llegó cerca al morir su madre.

El ha tomado ese dolor y lo ha transformado en dicha. El ha vuelto a ser el Ortiz de antaño, aquel que era antes de perder a su madre y perdió su puesto en Minnesota casi al mismo tiempo.

“No creo que el ambiente tenga que ver con su personalidad”, dijo Terry Ryan, gerente general de Ortiz con los Mellizos. “Si van a República Dominicana verán que él es igual allá también. Es el mismo en Boston. Siempre sonriente, él tiene un brillo especial. Es un hombre carismático”.

Pero no solo es asunto de personalidad. Ortiz ha hecho más que suficiente en el plato para satisfacer a las legiones de fanáticos de los Medias Rojas que lo adoran. Ortiz simplemente fue trascendental en los playoffs la temporada pasada, consiguiendo el hit en el momento preciso.

Ortiz efectivamente ganó la Serie Mundial con los Medias Rojas y con su bate la temporada y solo por eso podría ser endiosado en Boston. En su país, sus swings significan tanto como su sonrisa.

VERSIÓN DIONISIO SOLDEVILA BREA

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