Ya está en las salas de cine nacionales la más reciente película “made in Hollywood” del artista mexicano Alejandro González Iñárritu.

El que fuera locutor, videasta y músico frustrado que saltó a la fama gracias al acertado, aplaudido y premiado film “Amores perros” nos presenta su segundo trabajo que también concita la atención del público y la crítica.

De lo que nadie puede abstraerse es de la forma de contar historias que tiene Iñárritu, cosa que hasta ahora ha hecho en pasado presente pasado

El cineasta no niega su deseo de provocar al espectador para que “suba su adrenalina” y afirma que por eso no hace películas que se puedan predecir fácilmente.

“Sin embargo, poco a poco, se va desentrañando la historia, una misma, con tres personajes a su alrededor. No es una película lineal, pero el efecto del pasado presente pasado pasado presente resulta atractivo para quien gusta del cine no convencional”, dice Iñárritu.

Uno de los actores que se han destacado en esta película ha sido el estadounidense Sean Penn cuyo papel ha sido valorado hasta para ser el posible ganador de un Oscar como Mejor Actor.

Explica el director que con el personaje de Sean Penn se puede aprender a valorar la vida, “porque ante la proximidad de la muerte, se aprecia la vida. Él recibe un corazón nuevo que le permite vivir un poco más y descubrirse también como un ser humano que ama y que sabe que su muerte puede ser la esperanza de alguien más”.

El Negro –como le llaman sus cercanos no pretende dar lecciones con su cine, pero no puede escapar al sentido de esperanza que provoca constatar que alguien debe morir para que otro nazca “por eso uno sale de la sala de cine con el corazón estrujado en la mano, pero feliz. ¿Se puede?”.