¿De aliado a enemigo de Trujillo?

¿De aliado a enemigo de Trujillo?

La mayor parte de los textos que refieren la muerte del general dominicano Desiderio Arias han acogido acríticamente el supuesto de que éste pereció cuando se produjo su alzamiento a las montañas de Gurabo, en la provincia de Valverde.

Recuerda la historia que Arias se sublevó contra la incipiente dictadura de Rafael Leonidas Trujillo en una sola oportunidad, específicamente en los últimos días del mes de abril de 1931 luego de haber acompañado al dictador en un recorrido por la Línea Noroeste de la República Dominicana.

De acuerdo a lo plasmado por el historiador maeño Rafael Darío Herrera en su obra Revueltas y Caudillismo, las contradicciones entre Desiderio Arias y el sátrapa Trujillo se revelaron temprano, como era lógico. En octubre de 1930, y, ante los planes de Trujillo de formar un partido único, Arias publicó una carta en los periódicos en la que exhortaba a todos los militantes del Partido Liberal a serle fiel a la entidad partidaria.

Para entrevistarse con el guerrillero Desiderio Arias, Trujillo se trasladó al lomo de un caballo a Mao, desde la casa del señor Pedro Chávez en Guayacanes en compañía del diputado del Partido Liberal Manuel Evertz, el general Andrés Molina y el Teniente Coronel Leoncio Blanco.

El encuentro fue celebrado en la residencia de Agustín Hernández, ubicada en la esquina que forman las calles Máximo Cabral y Agustín Cabral, específicamente donde en la actualidad funcionan las oficinas de la compañía que administra la electricidad (EDENORTE).

Antes el arribo de Trujillo a Mao, fue esparcido por toda la ciudad una gran cantidad de militares vestidos de civil, quienes impusieron restricciones a los reconocidos seguidores del General Arias.

Desiderio Arias recibió al dictador con una actitud de disgusto, mientras este último se mostraba risueño y le interrogaba sobre las razones de su levantamiento en las montañas de Gurabo.

El general Arias, en cambio, insistió sobre la violación de los convenios por parte de Trujillo quien durante la entrevista le hizo todo género de promesas al guerrillero, una de las cuales consistió en la adjudicación de nuevas armas a sus seguidores; sin embargo la mayor parte de las armas enviadas posteriormente poseían imperfecciones.

De acuerdo a lo relatado por el señor Máximo Ares García (Pasito) miembro del Partido Liberal, luego del encuentro Arias-Trujillo, logró entrevistarse con Arias, en la residencia de Salomón Haddab en Mao, para indagar sobre los resultados de la entrevista y el guerrillero liniero le reiteró los términos con los cuales se habían dirigido a Trujillo. Y son los siguientes:

«Yo no soy su enemigo. Me brindé a darle colaboración a su gobierno, pensando que su gobierno iba a seguir la tradición de respeto hacia la ciudadanía que la República Dominicana había consagrado durante muchos años, pero en su gobierno se están cometiendo una serie de crímenes y yo no puedo permitir que mi nombre se involucre en los crímenes y atropellos que se están cometiendo… Esa es la circunstancia que me mantienen un poco alejado de usted… Yo no retornaré a la capital de la República».

Antes de finalizar la entrevista, Trujillo le pidió a Desiderio Arias que le presentara a su gente, algunos de los cuales estaban rotundamente opuestos al nuevo pacto entre ambos. Al salir de la casa, Trujillo tuvo un cálido altercado con Salomón Haddad, comerciante y notable miembro del séquito de Arias, quien acusó al Jefe de ser un traidor.

Una vez finalizada la entrevista, Trujillo y Arias recorrieron a pie algunas de las calles de Mao, aprovechando que en ese momento se efectuaban las fiestas patronales de la común y luego se dirigieron a la glorieta del parque, donde se dieron un abrazo público para simbolizar el fin de las hostilidades entre ambos.

Sin embargo, el hecho que profundizó las diferencias entre Desiderio Arias y Rafael Leonidas Trujillo fue la publicación del «Manifiesto al País» el día diez de junio de 1931, donde se le hacía una autocrítica al régimen y se indicaban los nombres de personalidades asesinadas.

Sobre la muerte de Arias existe la versión muy socorrida en Mao, la cual niega rotundamente la posibilidad de enfrentamiento militar entre las tropas oficiales de la del general, quien contaba con pocas armas.

Al momento de su muerte, Arias se hallaba acompañado de Victoriano Almánzar y del general Francisco Morillo. Almánzar fue considerado como un falso amigo de Arias, quien le asesinó, propinándole un balazo en la columna vertebral, al simular ayudarlo a cruzar una alambrada.

Luego de esto, Almánzar, que ya percibía un salario como miembro de la escolta de Arias, salió disparando tiros al aire y exclamando: ¡Viva el gobierno! Lo que al parecer formaba parte de los acuerdos con las tropas oficiales.

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