De alto interés

De alto interés

La agenda común de trabajo que empezaron a elaborar la República Dominicana y Haití y que motivó que en 1997 nos visitara el entonces presidente René Préval, resurge esta vez en circunstancias que podrían garantizar su consolidación y continuidad.

Sirve de mucho que el interés de ambos gobiernos esté soportado en condiciones de liderazgo que permitan involucrar a los dos pueblos en planes de interés común, en los campos prioritarios de la salud, preservación del medio ambiente, reforestación, educación, migración y contratación regulada de mano de obra.

Los resultados electorales que han aupado a Preval le proveen un instrumento de aceptación popular muy importante para la vigencia de cualquier acuerdo, circunstancia que no tuvo a su favor en su primer período de mandato.

Del lado dominicano, la voluntad de retomar esa agenda ha sido puesta de manifiesto de diversas maneras, con la expresión pura y simple, pero también con gestos como la posición adoptada a favor de Haití en los foros internacionales o la visita del Presidente Leonel Fernández a Haití, que fue deslucida por manifestaciones violentas.

Inclusive, la intención de desagravio al Presidente Fernández que ha atribuido a su visita el presidente electo Préval, deja claro que las posibilidades de retomar, actualizar y encaminar una agenda común están ahora en sus mejores momentos, con mayores perspectivas de éxito.

-II-

La agenda común de trabajo entre la República Dominicana y Haití nace, precisamente, de las profundas diferencias socio económicas y culturales que hay entre ambos pueblos.

Sin rasgos en común, estos dos pueblos necesitan concertar la bilateralidad de las relaciones.

Salvo el espacio insular compartido, entre estos dos países no hay características comunes que son fácilmente perceptibles, por ejemplo, entre pueblos centro y suramericanos, algunas naciones europeas y también entre asiáticas con fronteras comunes.

Nuestros países, por esa causa, tienen que esforzarse en trazar pautas de aceptación común que faciliten el intercambio en todos los sentidos y que permitan a la República Dominicana ayudar a Haití desde vertientes que no representen un costo tan oneroso como la inmigración furtiva.

Inclusive, ambos estados pueden sacarle el mejor provecho posible a las relaciones de intercambio comercial que se verifican en puntos de la frontera, cuyos resultados son muy difíciles de cuantificar.

La visita del presidente electo haitiano debe ser aprovechada al máximo para que sea delineada la reanudación de las conversaciones que resultaron interrumpidas por circunstancias que parecen felizmente superadas. La ocasión es muy importante para ambos pueblos.

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