Cuando uno asiste a un concierto como el de la semana pasada en el Madison Square Garden de la ciudad de Nueva York, lleno durante dos noches consecutivas por el Grupo Aventura (20,000 personas por salida) en su tours The last, se da cuenta de cuan lejos estamos en República Dominicana de poder siquiera acercarnos al orden y la organización con que se montan allá los espectáculos. Desde que la gente pisa el primer escalón del legendario coliseo, encuentra orientadores y seguridad que le indican, mediante el tipo de boleta, la locación correcta.
Todo el mundo ocupa el sitio que le corresponde en el marco del respeto al derecho ajeno. Y es que si queremos cambiar lo malo, debemos copiar de la gente que hacen las cosas bien, sean norteamericanos, europeos, asiáticos o africanos. Imagínense, si aquí ve uno como los mismos miembros de seguridad contratados por los empresarios, cargan a la gente para pasarlo a área VIP a cambio de unos cuantos pesos. Así no progresamos.