De arriba abajo y de abajo arriba

De arriba abajo y de abajo arriba

Bosch, leer de arriba para abajo, después de 1996, leer de abajo, para arriba. “Nosotros cumplimos con lo que prometemos.

Solo los necios pueden creer que no lucharemos contra la corrupción.

Porque si hay algo seguro para nosotros es que la honestidad y la transparencia son fundamentales para alcanzar nuestros ideales. Demostraremos que es una gran estupidez creer que las mafias seguirán formando parte del gobierno como en otros tiempos. Aseguramos sin resquicio de duda que la justicia social será el fin principal de nuestro accionar.

Pese a eso, todavía hay idiotas que fantasean -o añoran- que se pueda seguir gobernando con las mañas de la vieja política.

Cuando asumamos el poder, haremos lo imposible para que se acaben las jubilaciones de privilegio, la célula viva y los negociados.

No permitiremos de ningún modo que nuestros niños mueran de hambre.

Cumpliremos nuestros propósitos aunque los recursos económicos se hayan agotado.

Ejerceremos el poder hasta que Comprendan desde ahora que Somos la ‘nueva política”.

Ahora léelo de abajo hacia arriba.

Realmente no sé si Bosch dijo las palabras que se pueden leer de arriba hacia abajo. Tampoco tengo constancia de que haya escrito este acertijo con el propósito futurístico de desnudar a sus discípulos para que las generaciones posteriores supieran cómo los conocía, cuál era su visión de ellos.

Lo cierto es que para mucha gente ha resultado difícil aceptar que aquellos muchachos que pregonaban sudar anticorrupción, honestidad, seriedad, deseos de trabajar para el país, tenían las aviesas intenciones que su paso por el gobierno ha demostrado que tenían.

Es curioso e interesante ver cómo desde el principio la consigna fundamental del Partido de la Liberación Dominicana fue: “servir al partido, para servir al pueblo”

Si analizamos la consigna y vemos los resultados de los gobiernos del PLD y la actitud y quehacer de sus principales dirigentes, debemos convenir en que con la frase se decía una cosa pero lo real es que se haría otra, por lo cual la divisa debió ser: servirse del partido y servirse del pueblo.

Este correo que llegó a mi computadora produjo en mí el mismo gozo que el poema publicado en el periódico El Caribe, entonces dirigido por el doctor José Canó López,  quien, pese a su inteligencia, no se percató de que se trataba de un acróstico que ocultaba brillantemente el contenido más significativo, el verso más impactante. Leída la primera letra del inicio de cada verso, aquel poema dirigido a elogiar al tirano Rafael Trujillo realmente lo que decía era: asesino y ladrón.

Sean o no sean de Bosch, las palabras iluminan partes de la historia nacional, como las de aquel acróstico de 1961.

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