De asaltos y de atracos

De asaltos y de atracos

Muchas palabras están ahí, en el repertorio. Puede que no sean empleadas cotidianamente. Pero están en su lugar. Puede ser también cuestión de nivel del vocabulario regional, técnico, literario…

Además, pueden pertenecer al vocabulario pasivo de algunos hablantes o de muchos, pero el vocablo no ha permitido otras voces más al alcance del sujeto hablante; formarán parte del idiolecto de cada uno, y con su empleo reafirman la vigencia del vocablo activo en cuestión.

En literatura o en el género noticioso y afines de los mejicanos hubo (y hay) plagiarios y sicarios y sicariato, que no eran términos conocidos (manejados) por nosotros. Nos sentimos ajenos de aquellos empleos. Tomó su tiempo. Y ya sicariato y plagiarios son voces familiares. Algunos las conocían, pero no asomaban a sus labios, por mucho tiempo atrás, porque cantidad de personas no iban a entenderse. Hablábamos de matón  a sueldo o por paga y de secuestrador.

En este orden, retengo el caso rarísimo de azafata, que desapareció en su momento, un caso singular.

Era parte de la parla común,  hasta la caída de la dominación árabe en la península ibérica, que duró ocho siglos. Ahora, en la edad moderna, necesitábamos un término para la persona que nos asiste en las travesías aéreas.

Así hubimos de buscar un nombre para esa asistente. Entre buscar aquí y tropezar allá, se afloraron los servicios de la ayudante de la reina en la recámara para escoger el vestuario adecuado… Y regresó la azafata.

Este no es directamente el tema de hoy. Pero ayuda a darle cierta fuerza y relieve a la selección que hemos hecho de la edición del domingo retro próximo, de este diario (20-II-2011). Esta selección me permitió no rebuscar entre mis papeles de tantos años desde que anduve afanado en la Escuela de Periodismo (Departamento de Comunicación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo): Asaltar/Atracar

Los vocablos están aproximados por la paronimia y, de hecho, en el acto de acometimiento súbito, para sorprender; caemos en la sinonimia: Veamos:

a) “A la señora […] durante un asalto perpetrado […] La mujer fue asaltada en su residencia de la urbanización […] de San Cristóbal (Pág. 12A)”;

b) “Una patrulla policial apresó a dos hombres que […] habían asaltado a dos mujeres… (ídem pág.)”

c) Comerciante mata a un asaltante (Titular, pág 12A). Un comerciante mató […] en un intento de atraco contra su negocio […] trataron de atracar […] a Juan Jiménez Rodríguez […] La policía expreso que a los atracadores […] se les ocupó […].

Todos los reportes que ilustran la temática proceden de Higüey provincia La Altagracia. El último caso tiene una diferencia ante el titular: asaltante, y el material informativo que habla de atraco tres veces. La diferencia que hay entre asalto y atraco, el Gran Espasa Ilustrado señala que mientras asalto es un acosamiento por sorpresa, el atraco se hace con propósito de robar. El diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, de Manuel Ossorio (editorial Heliasta, 1998, Barcelona), anota que asalto es robo a mano armada. De asalto dice que se acomete por sorpresa, con exhibición o empleo de armas. Acerca de atracar, enfatiza que se trata de asaltar en un lugar poblado por lo general en calle solitaria y de noche.

Me refiero ahora a la Enciclopedia del Idioma, tomo I, de Martín Alonso, Madrid, 1958:

Asalto viene del Latín assaltus. Sustantivo masculino, recogido en el idioma desde el siglo XV hasta nuestros días. Significa entre otras cosas, acción y efecto de asaltar una plaza o una fortaleza. Se mencionan estos términos en obras de Cervantes y Lope de Vega.

Desde el siglo XVI se conoce el empleo de asaltar: acometer repentinamente y por sorpresa como los ladrones en los caminos. Otro uso: acometida de enfermedades, pasivas…

Atracar es de origen incierto. Se piensa que proviene del germano TREKKEN.

Pero lo cierto es que está en el español desde el siglo XIX:

«Hacer, comer y beber en exceso». <Hartar>. <Amimar una embarcación a otra nave o en tierra>.

<Saltear en poblados>.

Tauromaquia: es embregue de un diestro con el toro echándose encima en el momento de la suerte suprema…

Anotación: Existen diferencias en el material que hemos manejado. En el Gran Espasa llustrado, se incluye, en la tercera acepción, el sentido de asaltar se incluye en varias acepciones, como acontecimiento; <repentino> y de <sorpresa>. No incluye el sentido de robo.

No incluimos otros vocablos, como asediar, saltear, que podrían ser objetos de trabajos más adelante.

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