De candados y de redacción y gramática

De candados y de redacción y gramática

RAFAEL GONZÁLEZ TIRADO
Desde hace algún tiempo quise analizar un suelto periodístico ligero para compararlo con la sintaxis, puntuación, ortografía de otras redacciones, como las sentencias de tribunales, los actos de accidentes de tránsito de la Policía Nacional. Como abogado en ejercicio encontraba bastante deficiencia en documentos judiciales y de naturaleza similar o próxima, y me inclinaba por hacer un análisis de algunos aspectos de sentencias de tribunales menores, el proceso verbal de autoridades, etc. 

Pensaba que en nuestro país ese servicio dejaba mucho que desear, sobre todo en dependencias lejanas del centro de mayor actividad y cultura.

Grande fue mi sorpresa cuando, un día, leyendo la obra El dardo en la palabra, de Fernando Lázaro Carreter, dos veces presidente de la Real Academia Española, encontré un capítulo dedicado por él a revisar la ortografía y otras perlas en el fallo de un juez lejano de Madrid, sin que esto tenga nada que ver con la Real Academia Española.

 En verdad aquello era un desastre gramatical, ortográfico, en puntuación y acentos. Redacción, ni decir.

 Pensé entonces que nosotros andábamos mal, pero que no éramos los únicos ni los peores. Que teníamos alguna competencia, y nada menos que allí donde la lengua  tanto nos enlaza.

 Sin embargo, o perdí el interés por llevar el tema a mi columna “Lenguaje y comunicación”, o  el cierre de El Siglo no me dio tiempo para que a  ese tema le llegara su turno.

 Organizando mi biblioteca y los archivadores, me topé con uno de los modelos que seguía seleccionando para su oportunidad, por cierto de fecha relativamente reciente, pues corresponde al lunes 14 de marzo del 2005.

 Se trata de un suelto que reza: Ladrones pasan dos días /A/trapados/./ Observamos la /L/, mayúscula al inicio del titular, que está correcta;   no obstante,  en el mismo encabezamiento: /A/trapados, que es la última palabra del título (verbo), lo ponen con mayúscula en la inicial, diferente de /p/asan (verbo);  /d/ dos (numeral) y /d/ías (sustantivo) con letras bajas iniciales, como debe ser, y no como /A/trapados, mayúscula inicial y  termina con un punto, lo que no es usual en esta materia.

 Es un reporte con sólo 5 (cinco) párrafos, unos breves, otros un poco más largos. Está datado en Santo Domingo, sin la firma del corresponsal;  periódico Listín Diario; sección  “La vida”, p. 2.

 En el primer párrafo exponen: “Sto. Dgo.- En el sector de Arroyo Hondo fue apresado Armando Justo Tieso, mientras otro se encuentra prófugo, [se desconoce su identidad, los ladrones quedar/ó/n atrapados]”.

 La sintaxis es sumamente deficiente e imprecisa.  Dice que Armando Justo Tieso fue apresado, “mientras  otro se encuentra prófugo, se desconoce su identidad, los ladrones qued/a/ron atrapados, al trepar por una ventana y no encontrar manera de salir del recinto religioso”.

 Hay deficiencia de redacción en la forma o lugar de la oración donde colocaron estas expresiones:

 a) “se desconoce su identidad”;  y

 b) el pase a la frase: “los ladrones quedar/ó/n atrapados…”

  c) la forma del verbo quedar/o/n: palabra llana, la convierten en aguda: queda/rón/.

Escriben que “/los/ ladrones (sic) lograron salir /tuvieron/ (por /es/tuvieron) dos días: colocan a logr/a/ron sin acento, y queda/rón/ con él (la tilde).

  Es decir, con la misma terminación: “tuvi/e/ron”, queda/rón/, lograron reconocen “tuvieron” como forma llana pero a queda/rón/, la tornan aguda.

  Otras imprecisiones sintácticas, de falta de ortografía y puntuación:

  a) “Asistidos por una escalera lograron  penetrar /el/ recinto”.

 b) Apuntan :“Los ladrones hicieron uso de todos los en/c/ere/s si/llas, escritorios, incluso archivo”… (sin coma entre los términos enseres/ y sillas).

 c) en/c/eres, en lugar de enseres;

 d) /tuvieron/ dos días encerrados /es/tuvieron);

 e) al final no les quedó /de/ otra  /“que esperar…que los rescataron”.

 Concluye:

f) El encargado del recinto abrió la puerta. Uno de los ladrones [¿atrapados?] salió disparado como un chele. Y hasta el momento se desconoce su paradero”.  “El otro, lánguido de hambre, se quedó sin pe/n/tañar/ un ojo en una esquina y fue apresado inmediatamente”.

 Hace mucho tiempo que no escuchaba la frase “disparado como un chele”. ¿Será cuestión del valor actual del  dinero? Pero adversamente, ¿cómo uno de los ladrones atrapados pudo salir disparado de esa manera?

 g) Pe/n/tañar, lo dejo así.

 Puede evaluarse la capacidad y desempeño de los correctores ¿Hay voluntad o capacidad mínima para hacer eso? Mucho menos, la editora autoriza  un libro de estilo, a pesar de  que ahora  hay más corporaciones o “groups” en el área de los medios. Estamos muy lejos de los hermanos Ducoudray, Leonel Concha,  Marcio Veloz Maggiolo y otros correctores de estilo,  de pruebas y de éxitos.

 Finalmente y sinceramente, el trabajo comentado me parece un anuncio comercial  por el manejo de redacción, ortografía,  lenguaje impropio, o propio para aparentar algunos  trabajos de prensa que vienen de lejos.

 No obstante, el material está datado en Santo Domingo;  nadie lo firma y promociona el nombre de un candado de gran calidad que los ladrones no pueden abrir ni por dentro ni por fuera.

 Así quedaron atrapados durante dos días  Armando Justo Tieso, que por tieso no pudo escapar; el otro ladrón  atrapado, “pudo dispararse como un chele”.

 ¡Ah! otra cosa, muy curiosa, por decir evidente, al pie de la nota informativa se encuentra una propaganda usual de los  famosos candados “Locks”, que nadie los  abre, ni   por dentro ni por fuera.

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