De cántaros, política, apretones y alacranes

De cántaros, política, apretones y alacranes

Donald Trump no es un aborto de la naturaleza, es la expresión de un importante segmento de la población de la nación que, hasta ayer, fue la más importante del mundo, la de mayor volumen de producción industrial, la de armas más sofisticadas y letales, la de uno de los ejércitos mejor dotados y con mayor poder de fuego.
Estados Unidos, desde siempre ha tenido una actitud de padrastro del mundo, que califica a los demás países en tercer lugar, de ahí lo de tercer mundo. Para ese país las naciones importantes son las de la llamada Europa occidental y las que obedecen y acatan la voluntad que emana de Washington.
Su etnocentrismo es tal, que, para citar unos pocos ejemplos, continúan presentando, como el mejor cine del mundo, las producciones de Hollywood, despreciando el talento de fuera de Norteamérica que se exhibe en las pantallas de todos los países. Dicen que tienen el mejor béisbol y el mejor baloncesto del mundo, pero crece el número de estrellas sin par, de procedencia extranjera, que pese a todos los abiertos de tenis, las y los tenistas con mayores triunfos no provienen de Estados Unidos, pero el volumen, la intensidad y a frecuencia de la publicidad y la propaganda intenta mantener el velo de la ignorancia que apantalla a los demás.
Obviamente el presidente Trump no es un aborto de la naturaleza, no brotó ni de un jardín de delicadas orquídeas ni, mucho menos, de una laguna de aguas putrefactas, no, el presidente actual de los Estados Unidos representa la corriente de quienes entienden que el elefante puede moverse libremente en la estrecha vitrina, sin quebrar ningún cristal, ningún adorno, lo cual es imposible dado lo estrecho del lugar.
Lo peligroso del momento actual es que las bravuconadas del señor Trump y su conducta personal y sexual lo califican como una persona con problemas graves que lo impulsan a olvidar que Estados Unidos son los demás de los demás, que ya no están solos en un desierto donde nada ni nadie los observa, los estudia, los critica.
Que hoy el mundo dejó de ser unipolar y que la pluripolaridad es una realidad cuyo equilibrio es preciso mantener para que haya paz, respeto a todos y un equilibrio en el respeto a las fuerzas que tienen todos los países que fuerzan el mingo y no queremos que se salga de la mesa de billar.
Siempre debemos tener presente que tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe, que quien mucho abarca poco aprieta y que de debajo de cualquier yagüita sale tremendo alacrán.

El redoble de los tambores de guerra debe ser desmontado, para bien de la humanidad. Quiera Dios.

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