Era la misma época en que se organizaba El Setze Jutges (los diciséis Jueces), primer grupo de cantautores de España. En esos años en América Latina también se gestaba una generación de artistas de la música. Ubiquémonos en el Cono Sur.

En su libro titulado “Sobre la guitarra, la voz”, la musicóloga cubana Clara Díaz se refiere a una suerte de ola folclorista que se empezaba a formarse en los 50. “Estos jóvenes venían con una fuerte incidencia social explica Clara Díaz que se tornó cada vez más comprometida y recibió para la historia el nombre de Nueva Canción”.

Esta nueva corriente abrió las puertas de los 60: Años en que se incrementaron los problemas sociales y la cultura foránea fue una intrusa que se escudó en los patrones comerciales. Aquella invasión encontró resistencia en la Nueva Canción, la cual llegó a todos los países de América Latina, por lo menos su olor.

Argentina, Chile, y Brasil fueron los que más brillaron. De Argentina es el eje más inspirador. Me refiero a “Don Ata”, el legendario Atahualpa Yupanqui. Nadie como él ha expresado el deterioro de la vida campesina atosigada por el progreso y la modernización.

Clara Díaz dice que con sus composiciones Yupanqui “logró un lenguaje sincrético de los componentes germinales de la cultura popular Latinoamericana, aportando, además en su poesía un vuelo profundo, el decir no de una individualidad”.

Bajo la sombrilla de este cantautor surgieron figuras como Mercedes Sosa, y Jorge Cafrune. Con un estilo más urbano llegaron la histriónica Nacha Guevara y Mari Elena Walsh. Más jóvenes son Charlie García y León Gieco. Fito Páez escribió una canción que posiblemente la pensó cuando era apenas un piropo de su padre. Muchas personas sentimos que ésta ha existido toda la vida: “Quién dijo que todo está perdido/ yo vengo a ofrecer mi corazón”. También están Facundo Cabral, y Alberto Cortez, que eventualmente cantó temas de autores hispanoamericanos de renombre.

De Chile encontramos a Violeta, que gracias a la vida, encontró en el canto de todos su propio canto. Violeta Parra impulsó el movimiento de renovación del folklore de su país.

Otros chilenos son Angel e Isabel, los hijos de Isabel, que formaron la peña de los Parra donde se aglomeraron grupos de artistas con papel político destacable. De ahí se desprendió el movimiento “Nueva Canción Chilena”, cuyo principal exponente fue Víctor Jara, un quijote con guitarra que fue asesinado despiadadamente por los fascistas luego del golpe de Estado contra el gobierno de Salvador Allende en 1973. Los grupos Quiliapún y Inti Illimani también han trascendido.

Finalmente, los precursores de Brasil se apoyaron en el surgimiento de la Bossa Nova, a finales de los 50. Luego surgía el Tropicalismo: Movimiento encabezados por Caetano Veloso, Gilberto Gil, Chico Buarque, Gal Costa, Milton Nacimento, María Bethania, y Edu Lobo.