“Como quien no quiere la cosa, han pasado ya 102 años desde que la fotografía encontró a su mejor representante en la guerra y en la paz… De Budapest a Berlín y, finalmente a Latinoamérica, el arte fotográfico encontró refugio en el ojo avizor y denunciante de un inquieto joven al que llamaron Robert Capa… Desde sus 18 años de edad, se lanzó a crear sus sueños fotográficos como reportero callejero…”.
“Su constante búsqueda por lo desconocido hasta ese momento en lo visual de las fuentes noticiosas, lo llevó a preservar su vida en medio de la guerra, refugiándose en el espacio abierto que le rodeaba, mientras centraba su ojo mágico y escudriñador en el dolor que provocaban las escenas más dantescas recordadas –hasta ese tiempo- por aquellos cuya supervivencia les obligaba a retenerlas de por vida…”.
“Su base académica estuvo centrada en el periodismo orientado a la lucha contra el fascismo… Pero, en su afán por dar a conocer al mundo lo que le retorcía sus instintos, enfocó sus habilidades a cultivar la fotografía y llevarla a la práctica… Inicialmente, se vio confinado a las cuatro paredes que representaban los cuartos oscuros para el revelado de negativos y preparación de fotos terminadas… Hasta que un buen día –¡cosa de la vida!- por la falta de personal para ello, fue asignado a cubrir fotográficamente una manifestación política… ¡Ahí nació el Capa que luego sería famoso por su obra!”.
“¿Quién le iba a decir a este joven aventurero que, en un futuro que no le fue muy lejano, se vería asignado a cubrir de arriba abajo los entuertos y desaciertos de la Guerra Civil Española? …. Y… ¿Quién le diría a Capa que esa misma guerra sería la que le marcaría sus compromisos más exitosos de sus días?… Jamás imaginó él que, el encontrarse con dos grandes fotógrafos que cubrían terrenos similares, daría inicio a la agencia de suministro fotográfico más prestigiosa de todos los tiempos: ‘Magnum’… El mundo encontró en la alianza de Henri Cartier-Breson y David Saymour ‘Chim’, al trío dinámico para la masificación de la información fotoperiodística…”.
“La fotografía de Robert Capa –André Friedmann como nombre de nacimiento- pasó a ser calificada de ‘milagrosa’ por sus propios compañeros de faena, y por el mundo que la recibía a través de los medios impresos de la época… Su fiel documentación de los episodios más ardientes de las guerras a que fue asignado, le consagraron como el más extraordinario fotoreportero de toda la historia de la fotografía…”.
“El Siglo XX, nos dejó un sello que estará adherido a la historia de lo visual para siempre: ‘La caída del Soldado’… La obra, nos muestra el final de un combatiente al recibir impactos de bala… Esta toma captada por Capa es considerada una de las mejores fotos jamás tomadas en períodos de guerras, y no ha podido ser superada, hasta la fecha, por ningún fotoreportero de este siglo, aún con los avances digitales a los que apelamos día a día…”.
“Su famosa frase de ‘Si sus fotos no están lo suficientemente buenas, es que usted no estaba lo suficientemente cerca’, marcó un largo trecho de la historia fotográfica… Un hombre que vio la luz por primera vez en Budapest, hizo de la luz el sueño de su vida, y lo trajo por estos lares a Latinoamérica…”.
“Un fotógrafo digno de ser recordado, estudiado y admirado, por su empeño por destacar lo excelso de la luz a través de sus fotografías, captadas a Capa y espada”.