Por: Mayra Guzmán De Los Santos. Presidenta Fundador del Instituto de Derechos Humanos y Capacitación Política, Inc. (IDEHCAP)
El Ministerio de Agricultura ha informado que concentrará en este año sus esfuerzos en la producción de alimentos, con interés de garantizar, entre otros logros, la soberanía alimentaria.
Soberanía y seguridad alimentaria son derechos fundamentales de primer orden, y siempre que tenga la oportunidad, insistiré en la necesidad de atender el campo, de apoyar la empresa agrícola, a fin de producir alimentos que garanticen el abastecimiento nacional, con los nutrientes necesarios para una población sana. Pero pensar que el Gobierno propone suplir esta inminente necesidad solo a partir del agro, nos resulta un esfuerzo muy limitado frente a toda la riqueza que nos aporta el mar, la maricultura, pero no solo en ésta parte, sino en sus distintos renglones generadores de riquezas, y que no estamos aprovechando debidamente.
Es el tiempo del mar, de dar la cara al mar, y ser creativos, innovadores, o bien imitadores de lo bueno. El Estado del Japón, inular o archipielágico, con 6,852 islas, el pescado es fuente de proteína en la dieta de su población, siendo su industria pesquera un referente para muchos países. Para nosotros el buen pescado, el de aguas profundas, es inasequible para una gran mayoría de la población dominicana.
Es hora de ir por las riquezas reservadas en nuestro mar territorial a fin de “convertir la pobreza en desarrollo y la escasez en abundancia”. Es penoso, pero hasta ahora no hemos tenido ningún gobierno, el cual nos permita afirmar que ha importantizado el mar y sus recursos generadores de riqueza y salud.
De cara al mar, podremos lograr libertad financiera para el país y para todas nuestras familias, el bienestar general, que nos garantiza nuestra Constitución. Debemos ampliar la visión e ir por más. Se amerita un cambio de cultura, que ha de involucrarnos a todos, para una mayor efectividad de las nuevas políticas públicas enfocadas al mar a ser implementadas. Estamos esperanzados de que ha llegado el momento.
A partir de la Ley Num. 66-07, de fecha 22 de mayo 2007, la cual nos declara Estado Archipielágico, y que crea la Autoridad Nacional de Asuntos Marítimos (ANAMAR), adscrita al Ministerio de la Presidencia, y su Reglamento de Aplicación, mediante el Decreto No. 323-12, la República Dominicana cambió, pero no nos hemos dado cuenta, no lo hemos interiorizado, y por tanto, no lo hemos asumido en su esencia, lo que ha debido verse en su imparto legal, económico y cultural, básicamente.
El artículo 17 de la citada Ley, dispone que será dirigida por un órgano colegiado, “integrado por: a) Un presidente designado por el Poder Ejecutivo, quien ostentará el rango de Secretario de Estado; b) La Secretaría de Estado de Industria y Comercio; c) La Autoridad Portuaria Dominicana; d) La Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales; e) La Marina de Guerra.”
Revisando su página web, en su Portal Transparencia, a diciembre 2021, contaba con una nómina de 19 empleados, tres de los cuales pertenecen a la carrera administrativa y adscritos a áreas técnicas como encargados de laboratorio oceánico; oceanografía y recursos marinos; y educación y promoción del sector marítimo.
La nueva realidad es que nuestras fronteras marítimas se duplicaron, lo mismo que nuestro espacio aéreo, y nuestra soberanía se amplió o expandió en consecuencia. No obstante seguimos afirmando que nuestro territorio es de 48,311 km cuadrados y no sumamos que tenemos un área de agua archipelágica de 49,709 km cuadrados, lo que nos da una extensión total de soberanía de 90,020 km cuadrados.
Nuestra Constitución en el artículo 9, de la Conformación del Territorio Nacional, sus numerales 1, 2 y 3, establece en dicha conformación, las áreas territoriales, el mar territorial y espacio aéreo, y ha integrado … “La extensión del mar territorial, en los términos más favorables permitidos por el Derecho del Mar;”.
La Constitución integró los resultados de la citada Ley Num. 66-07, lo mismo que nuestro compromiso como Estado parte de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CDM, o también CONVEMAR o CNUDM), ratificado por el país en fecha 10 de julio de 2009.
El CONVEMAR, es considerado uno de los tratados multilaterales más importantes de la historia, desde la aprobación de la Carta de las Naciones Unidas, siendo calificada como la Constitución del Mar, o de los océanos. Esta convención establece un exhaustivo régimen de ley y orden en los océanos y mares del mundo, emanando reglas que rigen todos los usos posibles de los océanos y sus recursos. A la fecha 168 países forman parte de la misma, siendo nosotros en la lista el número 159. Estados Unidos no la ha firmado.
Llegar hasta la promulgación de Ley Num. 66-07, a que Naciones Unidas nos califiquen como un Estado Archipielágico, y ser Estado Parte de CONVEMAR, es necesario reconocer la voluntad dispuesta de dos ilustres ciudadanos, Ing. Carlos Michelén y Pelegrín Castillo, quienes son parte de su interesante historia, surgida a partir de la defensa de los intereses nacionales que se pudieron ver afectados por pretensiones diplomáticas de Reino Unido de Gran Bretaña, respeto a la posibilidad -unilateral- de trazar sus límites de los espacios de ultramar, respecto a las islas Turcos y Caicos.
En nuestra “cara al mar” tenemos temas pendientes de resolver y que no deben ser postergados y es definir nuestras fronteras con prioridad con Reino Unido y Estados Unidos, respecto a Puerto Rico, quienes no han aceptado nuestro nuevo orden de frontera marítima, así como también con Haití y Jamaica. Con Colombia y Venezuela ya mediante acuerdos concertados en 1978 y 1979, respectivamente, han quedado delimitadas nuestras fronteras marítimas, con la delimitación de la zona económica exclusiva y la plataforma continental, sobre la adopción del principio de la equidistancia.
Apuntamos que, el CONVEMAR, creó el Tribunal Internacional de Derecho del Mar, un órgano judicial independiente, competente para conocer las diversas controversias entre países partes, como es la delimitación de zonas marítimas, la navegación, la conservación y ordenación de los recursos vivos del mar, la protección y preservación del medio marino y la investigación científica marina. Como Estado parte, tenemos acceso a la jurisdicción contenciosa, así como a la fase consultiva de dicha Corte. Por otro lado, también se puede elegir la vía del arbitraje Internacional.
Aprovechemos que de conformidad con la Ley, en su artículo 19, se establece el Mes del Mar, período comprendido entre el 13 de marzo y el 14 de abril, para que demos pasos notorios para un efectivo acercamiento al mar, y recomendamos, aparte de “promover la difusión del conocimiento relativo al mar y sus recursos”, lo siguiente:
- Que ANAMAR, sea importantizada, que se le de apoyo, que funcione a la vista de todos, que parece ser un secreto bien guardado. Que su nómina sea ampliada como corresponde, con suficientes técnicos especializados y amantes del mar, eficientizando los recursos.
- Que de conformidad con el espíritu de la Ley, en su artículo 21.- El Estado dominicano inicie “los procesos correspondientes a efectos de arribar armoniosa y favorablemente a las delimitaciones pendientes con los terceros Estados”, y en este sentido, sin ninguna dilación, nuestro Ministerio de Relaciones Exteriores, dirigido por un reconocido experto, el Lic. Roberto Álvarez, empiece las tramitaciones correspondientes para poner en conocimiento a los Estados de nuestra disposición de defender nuestros límites marítimos, conforme han sido aprobados. Que se contraten los abogados especializados, si no se encontraren a mano, para llevar nuestra defensa con altura.
- Promovamos el turismo desde un nuevo enfoque, de Estado Archipielágico, para un turismo innovador, ecológico, de salud, de meditación, etc.
- Estudiemos nuestra minería marina y submarina, que según se comenta tenemos petróleo. También demos lugar a producir energía solar y eólica.
- Con el aumento de la zona marina, el país amplió la zona de pesca, y esta es una industria que aporta lucro y sobre todo proteínas a nuestra alimentación. Las pescaderías deberían ser tan comunes como las ventas del pollo, esto, por un lado, y por el otro, se pueden evitar los incidentes lamentables con muchos de nuestros pescadores que con frecuencia son detenidos con la acusación de traspasar los límites fronterizos.
- Ante la escasez del agua, existen proyectos de desalinización de agua de mar, que bien podemos ir ponderando para ir un paso adelante.
- Todo lo anterior, amerita que toda nuestra soberanía territorial sea bien protegida de la criminalidad organizada, así como estar atentos a la transportación marítima de materiales tóxicos, o contaminantes, y que, de causarnos daños, estemos preparados para defender nuestros intereses ante cualquier instancia.
Sería casi imposible describir los múltiples, diversos, beneficios que nos proporciona el mundo marino, pero es hora de ser y sentir que todos somos mar.