ROSA NG BÁEZ
Cuanto más experimentas, menos sabes.El sabio vagabundea sin conocer.Mira sin ver.Alcanza sin actuar.Tao Te Ching
¿Saben ustedes que las deudas entre chinos se heredan? ¿Saben que la desgracia más grande entre los chinos no es morir, sino perder el prestigio o el honor?
La Fundación Flor para Todos, que presido, tiene una oficina abierta en la avenida Duarte con México, los periodistas, de quienes todos debemos ser amigos sin influir en su neutralidad, nos han entrevistado sin obstáculos ni mediadores; hemos participado en diversos programas de cara a la opinión pública, sabemos perfectamente lo que significa transparencia y cuando ostentamos el cargo de subdirectora general de Minería, preferimos renunciar y quedarnos sin trabajo ante una cuestión de ética laboral.
Hemos dado la cara en el conjunto de proyectos que implican construir el Barrio Chino de Santo Domingo y al hacerlo, ponemos nuestra honra, prestigio y capacidad en manos de la opinión pública. Aunque soy mujer, mis paisanos me han apoyado y eso en sí mismo es un premio que siento hondamente, porque es como si mi padre Wu Fu Zhui, o Francisco Ng lo estuviera viviendo. Por él y en su memoria, pierdo horas de sueño y he relegado mis otros intereses para hacer una causa de vida de esta construcción del Barrio Chino de Santo Domingo, aquí y ahora.
Doy gracias porque nuestra lucha para conseguir los fondos de la Secretaría de Estado de Obras Públicas llegó a una etapa superada. Aunque el Estado no va a dar lo presupuestado, algo darán y es lo importante. Eso me ha colocado inmediatamente en la fase de idear cómo optimizar y completar los fondos utilizando la fuerza de la sociedad civil.
Créanme que nada de esto es improvisado. Tengo largos años ejerciendo como funcionaria, ejecutiva de políticas de cooperación, autogestión y desarrollo. Además de conocer los instrumentos, hay que tener fe para sacar las cosas de la nada. La nada es la falta de visión de la mediocridad.
¿Por qué nuestro apreciado amigo el Excelentísimo Embajador de Taiwán ha creado y trasladado una controversia del Barrio Chino de Santo Domingo a la opinión pública? Es la pregunta que me hago y se hacen todos los que hasta ahora veían un proceso ejemplar en cierto modo, de participación ciudadana.
Para muchos empresarios e intelectuales es sabido que la palabra crisis en chino tiene dos caracteres: uno significa peligro y el otro oportunidad. Yo trato de aprovechar cada situación para aprender la lección que me trae aparejada. Pero antes hablemos de simbologías chinas. Después del dragón, los leones son los animales favoritos del pueblo chino. Están tan arraigados, que aparecen profundamente en mucha de su simbología, pero lo cierto es que en los leones orientales hay una buena mezcla de verdad y leyenda, realizada en imaginación. ¿Por qué son importantes los leones en la cultura china?
En las selvas de China no hay leones. Su existencia se debe a que en el pasado, los reyes de Afganistán e Irán, para congraciarse con los chinos y poder negociar a través de la Ruta de la Seda, les reglaron a un emperador de la Dinastía Hang, un par de leones: Una hembra y un varón.
El obsequio de los melenudos reyes de la selva fue tan bien acogido que paseaban libremente por los jardines y protegían las entradas de palacio de manera natural. Con el tiempo, murieron, pero se convirtieron en leyenda. En sucesivas generaciones, se copiaron las figuras esculpidas en piedra para resguardar las entradas de casas de dignatarios, y otros personajes importantes porque su espíritu fiero y leal guarda y protege contra todo lo malo que pueda tratar de entrar en un palacio, un lugar digno.
El Excelentísimo Embajador de Taiwán, señor John Feng, ha utilizado los medios de comunicación de masas para exponer algo que nunca fue ni ha sido un problema para nosotros, pero que él solito ha convertido en un conflicto, dimensionándolo y dividiendo supuestamente a los chinos y domínico-chinos con sus declaraciones. Si se hubiese tomado la molestia de preguntarme, hubiese sabido que los leones comunistas, como él los denomina, no se iban a colocar en el Portón del Barrio Chino con inscripción alguna, precisamente porque nuestro lema en la Fundación desde un principio ha sido que el Barrio Chino no es un proyecto político en que no habría identificaciones.
Trasciende que el Barrio Chino de Santo Domingo tiene una argumentación en su seno con relación no a dos leones, sino a cuatro. Esta situación es tan absurda que inclusive ha desviado la atención y generado una lentitud por parte de la empresa taiwanesa en sus trabajos, trayendo inquietud y comentarios a una comunidad que hasta el momento ha sido un ejemplo para toda la ciudadanía.
Tal vez; debería recordarle al señor Embajador que cuando el proyecto no había tomado forma más que en mi cabeza, aunque otros lo hubiesen ideado también, me uní a la Colonia China para invocar el patrocinio de Taiwán. Fue en un restaurante y el señor Jhon Feng me dijo textualmente: Es un proyecto muy ambicioso. Ya veremos cómo le apoyamos. No asumiendo compromiso alguno. Y también me preguntó si le presentaría el proyecto a China Popular, a lo que le contesté que sí, pero que primero deseaba saber su posición, a lo que me respondió que consideraba que ciertamente todos deberían colaborar, con que relegó el privilegio de la primacía tan apreciada entre los chinos a pesar de que hicimos gestiones a través de la Cancillería como Organización No Gubernamental solicitando formalmente al Gobierno de Taiwán el apoyo al Barrio Chino.
A la semana siguiente de este encuentro el señor Cai Weiquan, representante de la Oficina de Desarrollo Comercial del Gobierno de la República Popular de China, en cambio nos señalaba que iba a regalar esos leones y que no podría dar metálico dada la situación de su nación -que no sostiene relaciones diplomáticas oficialmente con el país, pero que promovería en todas las situaciones la inversión china en Santo Domingo y en particular en el Barrio Chino.
Mi opinión es que la supuesta inquietud del señor Feng respecto a detalles meramente técnicos, en este caso la colocación de dos leones, se podía haber aclarado diplomáticamente entre nosotros, pero ya que hacemos al pueblo dominicano y a la opinión internacional testigos, me veo en la obligación de informar de manera pública, que aunque Taiwán haya donado la suma de 40 mil dólares para este Portón, su construcción no es producto de la iniciativa del Sr. Embajador, sino de la Fundación Flor para Todos, y de la Colonia China y sus asociaciones, que tuvieron a bien recaudar, dando un ejemplo de laboriosidad y de acción ciudadana, los primeros millones que iniciaron las obras, mucho antes de que Taiwán felizmente se uniera al concierto de los participantes.
Agradecemos, lo reiteramos, el apoyo de Taiwán, pero también el de China Popular, y el del Gobierno del doctor Leonel Fernández Reyna, y el de todos y cada uno de los pequeños comerciantes chinos que han donado sus bienes generosamente para que este proyecto sea una realidad. Es mi deseo que todo el mundo, repito, todo el mundo, ayude a construir una obra que será de bien común, pues disfrutaremos de una cultura milenaria fascinante.
Y para dejar cerrada esta controversia, ya que nuestro interés primordial es avanzar en la conclusión de los trabajos del Barrio Chino, deseo informar que hemos mandado a comprar, con nuestros fondos, dos leones en Bronce para el Portón Principal. En cuanto a los dos leones de Taiwán y los dos de la República Popular de China, serán reubicados en el Barrio y por último pedimos a Kwan Yin, Bodhisattva de la Gran Compasión, que toque nuestros corazones recordándonos una enseñanza milenaria: La unión hace la fuerza.