De cruel pirata a la nobleza

De cruel pirata a la nobleza

GUSTAVO GUERRERO
Sir Henry Morgan, fue, sin duda, el más célebre de todos los piratas, aunque también el mayor de los canallas. Alexandre Oliver Oexmelin, veraz cronista de piratería, fue cirujano a bordo del barco de Morgan y convivió por largo tiempo con los filibusteros y ‘hombres de la costa’ y asegura que Morgan era cobarde frente al enemigo y desleal para los hombres de la tripulación. Amén de tener un instinto sanguinario devastador. Este pirata que llegó a ostentar el título de Sir nació en 1635 al parecer en Irlanda, en el seno de una familia de acomodados labradores. Dícese de él que fue robado en su niñez y vendido después en la isla de Barbados.

Apareció en Barbados, joven aún, donde, según unos, fue vendido como esclavo a un plantador. Logró salir de la isla y pasar a Jamaica, uniéndose a los filibusteros, con los cuales tomó parte en varias expediciones contra las costas de América Central que pertenecían a España.

El holandés Eduardo Mansfield era en aquellos tiempos jefe supremo de los filibusteros de Jamaica. En 1666, el gobernador de la isla encargó a Mansfield que capturara la isla de Curacao. Morgan formaba parte de la expedición y ostentaba el mando de uno de los barcos. Los filibusteros atacaron la isla de Santa Catalina, tras lo cual sufrieron un descalabro, muriendo Mansfield. Había llegado el gran momento de Morgan; fue elegido almirante de los filibusteros, en sustitución de Mansfield.

En Jamaica logró convencer el gobernador para que le autorizara a atacar la isla de Cuba, a cuyo efecto reunió una flota de diez buques tripulados pro quinientos piratas. Desembarcó en la costa y se internó hasta Puerto Príncipe (de Cuba), que saqueó, no incendiándola al serle ofrecido un rescate consistente en mil cabezas de ganado. La victoria de Puerto Príncipe dio nueva alas al almirante de los “Hermanos de la Costa” que soñaba ya con fundar un imperio de filibusteros. Su objetivo era Porto Bello, Maracaibo y, finalmente, Panamá, que era el mayor mercado del Nuevo Mundo. El oro y la plata del  Perú y México eran llevados allí para luego ser embarcados a España y sus almacenes se hallaban atestados de mercancías de todos los géneros. Pero aquellas riquezas estaban custodiadas muy bien por tres fuertes, considerados inconquistables; protegían la ciudad, que estaba rodeadas por poderosas murallas.

Los franceses que estaban bajo sus órdenes creyeron demasiado peligroso el ataque a Porto Bello y se negaron a participar en él. Morgan partió con su flota hasta pocas leguas de la ciudad, desembarcando a sus hombres en canoas protegido por la oscuridad de la noche. Atacó uno de los fuertes que logró volar al prender fuego al polvorín. El filibusteros y sus hombres irrumpieron por las calles de la ciudad. El segundo fuerte cayó poco después, pero el último defendido personalmente por el gobernador presentaba feroz resistencia. Entonces la mente de aquel miserable ideó un terrible plan tras construir anchas escalas por las que podían subir sus hombres en filas de a tres. Como no contaba con cañones para batir el fuerte, obligó a los curas y monjas de la ciudad a transportarlos y apoyarlos contra los muros de la fortificación. El gobernador no se dejó conmover por las desesperadas imploraciones de aquellas inocentes víctimas que caían bajo el fuego incesante de los españoles. Los filibusteros asaltaron finalmente el fuerte, pereciendo el gobernador en su defensa.

Después saquearon la ciudad, torturando a sus habitantes para que revelaran el lugar en que habían ocultado sus tesoros. Las calles de Porto Bello estaban sembradas de cadáveres tras los quince días que duró el saqueo y para no destruirla totalmente, Morgan exigió un rescate de cien mil piezas de oro.

 Morgan regresó a Jamaica con un inmenso botín. Luego se dirigió con sus huestes a Panamá, ciudad que tomó, saqueó a su antojo y mandó a incendiar.

Pese a todas estas barbaridades cometidas por Morgan fue armado caballeros por el rey de Inglaterra y festejado inmensamente por sus depredadoras y asesinas acciones.

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