De cumbre en cumbre

De cumbre en cumbre

La prensa nos trajo esta semana una noticia nada sorprendente: Resulta que ahora, frente a la reiterada frustración pública por la miseria generalizada de la población, las calles y carreteras destruidas en todo el país, la escasez  de agua y energía; el alto costo de la vida, el desempleo, la violencia, la delincuencia, la drogadicción, el abandono del agro, de las construcciones, la progresiva sustitución de los trabajadores dominicanos en su propia tierra por haitianos; la corrupción galopante, la expoliación de los recursos naturales de la nación; los graves déficits cualitativos  y cuantitativos en la educación, en la protección de la salud, la vivienda, el transporte, etc; la corrupción gubernamental a todos los niveles y las promesas incumplidas, el Presidente de la República nos propone hacer algo muy de su estilo: hacer otra cumbre…

Sería difícil cuantificar el número de “Cumbres” y “Diálogos” que ha protagonizado, o en que ha participado Leonel Fernández en los últimos cinco años, tanto dentro como fuera del país.

Sin duda, aparte de que el “figureo” de estas cumbres han servido para distraer al pueblo dominicano de sus muchas adversidades, creándole falsas expectativas; lo cierto es que ya éstas no despiertan sino el repudio colectivo por sus promesas reiteradas.

Después de la última tanda de  cumbres internacionales a las que asistió el Presidente y de la “Cumbre Nacional” para definir las obras prioritarias, precedidas a su vez por cumbres provinciales,   y de haberse  acumulado innumerables necesidades nuevas por el profundo deterioro de la infraestructura vial y el déficit energético, venir  ahora con otra nueva “Cumbre” para definir lo que ya está más que definido, resulta una burla a la paciencia y el sentido común de los dominicanos.

Pero resulta que por más que las palabras sirven para representar la realidad, también  sirven para tratar de disimularla, como es el caso que nos ocupa.  El Presidente Fernández no ha hecho más que prometer; pero el hecho es que aparte del solitario Metro de Santo Domingo, que sirve solo a uno de cada mil habitantes, la mayor parte pagando RD$100 por ida y vuelta, por el precio extra de los viajes hasta y desde las paradas a su destino final; el único otro logro significativo del actual gobierno es haber quintuplicado sus entradas, entre impuestos, préstamos y deudas contraídas; todo para engrosar la burocracia y los megaproyectos que no terminan nunca, y para beneficiar  a una dirigencia insaciable de poder y de dinero.

Así seguiremos de cumbre en cumbre, jugando con la buena fe del pueblo, hasta que éste le tome cuentas en las urnas al partido de gobierno y a su Presidente, el 16 de mayo del 2010, y dos años después para salir de esta pesadilla, fruto de tantas promesas incumplidas.

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