De decepciones en decepciones

De decepciones en decepciones

Desde el 20 de abril del 2010, una tragedia ecológica afecta el Golfo de México, las costas de Luisiana,  Misisipi, Alabama y probablemente afectará la  Florida. Es una catástrofe ambiental y social peor que la ocurrida en 1999 con el Exxon Valdez a lo largo de las costas de Alaska. Esta vez provocada por una cascada de negligencias, entre la British Petroleum (BP) y su subcontratista, la empresa Halliburton.

Hoy, se estima  que unos 800.000 litros diarios de crudo  o 5,000 barriles fluyen cada día al Golfo de México. Estamos frente a la peor catástrofe petrolera de la historia y a pesar de las innovaciones tecnológicas desarrolladas para controlar la hemorragia de crudo, en curso, estas, hasta ahora han fracasado.

Las consecuencias ambientales son terribles tanto para la biodiversidad, la fauna, la flora, como son incalculables las pérdidas económicas y sociales para la población y sus actividades ligadas a la  pesca, al turismo, al ecoturismo,  en una costa, además,  tan afectada por los ciclones.

Esa tragedia, provocada por múltiples factores, entre ellos los recortes presupuestarios en la seguridad en las plataformas petroleras,  ocurre justo en el momento en que  los EE.UU.  se aprestan a discutir un nuevo proyecto de ley sobre cambio climático.

El documento que será presentado por el senador demócrata John Kerry  y el senador  Joseph Lieberman  propone reducir las emisiones de CO2 en un 17% para el 2020, tomando por referencia el 2005.

Esto significa un retroceso respecto a las medidas aprobadas en noviembre que fijaban una reducción de un 20% pero, peor aún,  es que la exploración petrolera, a pesar de la catástrofe, será incentivada porque los EE.UU. buscan una mayor independencia energética y una de las formas es perforando frente a sus costas atlánticas.

Pero el punto que sensibiliza a los ecologistas, es que si bien es cierto que en marzo, el presidente Obama había anunciado que flexibilizaría las restricciones a la exploración petrolera, lo cual, en opinión de los ambientalistas, tenía por propósito ganar el apoyo de los republicanos para sacar adelante su proyecto de ley sobre la salud pública, nadie  se esperara que pasaría  a los actos algunos meses después.

Esto, de nuevo “empaña” su imagen.

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