De dominicanos, chinos y otras cosas

De dominicanos, chinos y otras cosas

FERNANDO I. FERRAN
Muchos dicen que las noticias dominicanas siempre son más de lo mismo. Hubo un pasado reciente en el que todo fue Trujillo y luego, prescindiendo del orden de importancia, Balaguer, Bosch y Peña Gómez. Ahora todo es más impersonal.  Preocupa y se habla de corrupción, con un solo corrupto preso. De estabilidad económica, con un peso muy recuperado y una economía bien deprimida. De libre comercio, sin negociaciones ni competitividad. De inseguridad ciudadana,  témpano del resquebrajamiento moral del tejido social. De lucha contra la pobreza y el hambre, con un creciente desempleo. De excelencia académica, sin horas de clase ni presupuesto. De inversiones en megaproyectos, diseñados al vapor y con carátula de modernidad y contenido faraónico. Y claro está, de política, sin participación ciudadana ni instituciones democráticas.

Allende nuestra frontera isleña, sin embargo, el “boom” económico de China es el tema de conversación. Con un crecimiento promedio de 9.5% anual en las dos últimas décadas y un ingreso per cápita que se ha duplicado desde hace veinticinco años, ese modelo ha sacado a 250 millones de personas de la pobreza y está produciendo una elite de ricos y una creciente clase media. De continuar ese crecimiento por el rumbo y al ritmo que va, se proyecta que la clase media china se duplicará para el año 2020, del 20 al 40% de la población, condición indispensable para frenar la revuelta de los de abajo.

Lo más notable es que eso que llamamos “China” reemplazó la jerga revolucionaria del “tigre de papel” o del abusivo “imperialismo salvaje” por una eficiente práctica para ganar la carrera global por las inversiones y el comercio. ¿El resultado? La ideología cedió el paso en el año 2003 a inversiones directas por US$54,000 millones, es decir, US$5,000 millones más que los 32 países de América Latina y el Caribe juntos, según cifras de las Naciones Unidas.

Así, pues, al margen del problema diplomático que China nos presenta, dadas las fraternales relaciones que perduran con Taiwán, y del relativo éxito con el que las compañías chinas enfrentan a sus competidoras criollas en el mercado mucho más lucrativo de los productos terminados en terceros países, a continuación paso a enfocar otra cosa: a saber, cuatro lecciones entresacadas a propósito del modelo chino.

Primera lección: una vez que China optó por el libre mercado y promovió las reformas necesarias, el sector privado se convirtió rápidamente en el principal motor del crecimiento económico y la principal fuente de empleo nacional. Para muestra un botón: 60% de las empresas en ese país son de capital privado.

Segunda: en contraste con lo que sucede entre nosotros, los socios chinos de los inversionistas extranjeros reinvierten todas sus ganancias en la empresa con el propósito de obtener cada vez productos más competitivos y de mejor calidad.

Tercera: contrariamente a la creencia generalizada de que las multinacionales van a China sólo por su mano de obra barata y las condiciones laborales que bordean la esclavitud que tolera el partido comunista chino en nombre del progreso económico, no debe desconocerse la calidad de la producción y la diversidad de su aparato productivo. Vivo ejemplo de esto es el Parque Científico Zhongguancun, en Pekín. A ese parque, versión china del Silicon Valley estadounidense, con más de 13,000 empresas, 39 universidades y 213 instituciones de investigación, se le ha trazado como meta llegar a ser referente mundial de la informática para 2010.

Cuarta: no hay porqué confundir el modelo económico chino con la dictadura de partido que lo soporta. No hay porqué renunciar a la libertad y todas sus manifestaciones para valorar la riqueza. No hay porqué, lo advierto, a menos que el embrión de democracia electoral que nos gastamos sea incapaz de devenir garante de una ciudadanía democrática plena en sus derechos y deberes y nos devuelva entonces, por obra y gracia de partidos políticos y de poderes fácticos incompetentes y corruptos, a la era de algún nuevo benefactor de la patria irredenta.

fferran1@yahoo.com

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