De dónde son los sonajeros…

De dónde son los sonajeros…

Los sonajeros son esos objetos que colocamos en las puertas, ventanas y balcones que al chocar con la brisa invaden el hogar de un sonido que llama a la relajación, tranquilidad y bienestar.
Nada mejor que llegar a casa luego de un agotador día de trabajo, sentarse en la sala o galería con una taza de café y escuchar la agradable y suave melodía que producen estos accesorios.
Se pueden encontrar en una gran diversidad de formas, tamaños y diseños. Los más comunes son los de tubos metálicos, madera, bambú, cerámica y caracoles. También se fabrican con materiales reciclados como botellas y tapas.
La mayoría de personas adquieren las campanas de viento, como también son conocidos los sonajeros, porque les resultan muy decorativos y por escuchar su encantador sonido, pero pocos se han detenido a analizar de donde provienen.
Historia. De acuerdo a datos históricos, los indios Sioux fueron los primeros en comercializarlos en mercados locales para el turismo.
Para ellos, los sonajeros eran objetos mágicos que se colocaban alrededor de sus asentamientos para proteger al poblado de las malas energías. Cuando el viento los agitaba, el sonido producido por ese conjunto de piedras, metales y huesos, actuaba como barrera para alejar a los espíritus malvados.
En Oriente, este objeto también tienen una larga historia asociada a la protección de las viviendas.
Dentro de la corriente Feng Shui, las campanas de viento son unos objetos capaces de armonizar y eliminar las energías negativas del hogar.
Según esta teoría, no hace falta que la brisa del viento los mueva para traer la buena suerte, pues el hogar ya tiene en su interior sus propias “energías” y “vientos”.

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