De enlaces y de régimen entre las palabras

De enlaces y de régimen entre las palabras

He subrayado en Diario Libre estas palabras y sintagmas: demasiado rápido; ir rápido; el imputad/o/ cuenta; encarcelad/a/; la condenad/a/.

Los entresaqué del “casi” editorial “De buena tinta”, que la publicación coloca en la última página, edición del 12 de diciembre en curso (p.54), del “casi” Diario que mencioné en cabeza de los comentarios que siguen, que tratarán acerca de enlaces y régimen (dependencias): adjetivos, adverbios, artículos, pronombres, verbos, sustantivos, con la aclaración de que en estos casos, verbos y sustantivos no tienen nada que ver con Jesucristo ni con Ricardo Arjona, cantautor guatemalteco.

El “lid” o entrada del material a comentar opina que:

“Hay quienes tienen la impresión de que al país lo llevan demasiado rápido, y como no se acostumbra a tanta velocidad, ponen…”

El tercer párrafo se inicia: Ir rápido sería tener […un código garantista, en que el imputad/o/ cuenta con…].

Veamos: rápido es un latinismo. Proviene de rapidus. Significa que se mueve, se hace o sucede a gran velocidad, muy deprisa (sic). Así lo define el Diccionario de la Real Academia de la Lengua. Afirma que se trata de un adjetivo. Pero antes de cerrar esa entrada consigna que rápidamente (con celeridad) es adverbio de modo. Ir es un verbo en infinitivo.

Los infinitivos terminados en /ar/, primera conjugación, /er/, segunda conjugación /ir/, tercera conjugación: amar, temer y partir, respectivamente, funcionan en la oración como sustantivos, cuando no los estamos conjugando.

“Caminar es saludable”. Hablo de caminar. Luego, “Caminar” de lo que hablo, es un sustantivo, sujeto de la oración; “es saludable” es el predicado.

El participio: distancia camin/ada/, terreno revis/ado/, materiales adquir/idos/, funciona como adjetivo. Por eso cambian la sufijación en género y número.

El gerundio: amando, temiendo, partiendo, es un adverbio, como tal, no cambia la desinencia, porque el adverbio es una palabra invariable. Decimos igualmente:

Él siempre está estudiando.

Ella siempre está estudiando.

Ellos/ellas siempre están estudiando.

No hay alteración en el gerundio.

Veamos el manejo del participio. En el mismo tercer párrafo del material publicado se habla de tener […un código garantista, con muchos derechos y pocas culpas…]. Mientras que en el sétimo párrafo se lee: [Parece bien que se le mantenga encarcelad/a/…], y se cierra ese “ítem”: […olvidando que la iniciativa de acuerdo fue con las autoridades y no de la condenad/a/].

En los tres últimos casos surgieron imputad/o/ (masculino singular), encarcelad/a/ y condenad/a/, femeninos singulares. Son tres formas verbales como participios, que equivalen a la función adjetiva. La diferencia deviene de que el primer caso se refiere a un elemento masculino singular (un código garantista) sujeto masculino singular mientras que en los ejemplos siguientes (encarcelad/a/, condenad/a/) complementación femenina singular, se trata de una mujer: Sobeida Félix Morel.

La pieza fue insertada en fecha, periódico y página indicados al inicio. El título: “Lo de Sobeida afecta al sistema”.

Vayamos arriba. Lo llevan “demasiado rápido”, debió escribirse “demasiado rápidamente”, porque /rápido/ es un participio que funciona como adjetivo y es modificado por el adverbio que lo acompaña.

Resumen:

El adverbio modifica el verbo: Cantó /bien/; bailó /demasiado/. Modifica al adjetivo: persona /muy/ buena; sus sueños /mejor/ logrados. Y se modifica a sí mismo: recitó /muy/ /bien/; vino /poco/ /después/.

Queda claro en esta parte de la exposición que el adverbio tiene facultad para modificar al verbo, al adjetivo y a otro adverbio. Proviene el latín adverbium, que significa ‘para el verbo’.

Andrés Bello nos dejó dicho: El adverbio modifica modificaciones.

 

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