De fondas y tabernas

De fondas y tabernas

–Gracias a Dios, las fondas y tabernas son muchas más que las iglesias y sinagogas; los bares, más numerosos que los partidos políticos, las escuelas de sociología o las asociaciones comerciales. A las tabernas concurren las personas que hablan abiertamente; en las fondas vemos gentes que comen con alegría. La humanidad se compone “de hablantes y cagantes”. Por eso, fondas y tabernas están siempre llenas de parroquianos: van a hablar y a comer. En nuestra época de “Twitter” estamos regresando al balbuceo de los niños. Pronto seremos una “comunidad silábica”, que se expresará mediante señas o sonidos guturales. Prefiero hablar, o comer camarones al ajillo, “en lo que llega la muerte”.

–Tabernas y fondas deberían ser declaradas “refugios de emergencia”. Son lugares donde los individuos ríen, comen, juegan a los dados, miran partidos de “fútbol” en el televisor; mientras en medio mundo ocurren masacres de todas clases. Fundamentalistas musulmanes de África matan ahora centenares de inocentes en nombre de la fe; durante la inquisición, los católicos persiguieron a la judería y al Islam. El sepulcro de los reyes católicos, en Granada, tiene una inscripción en latín que los define como “postradores” de los mahometanos y “extintores” de las herejías. Se dirá que esto sucedió en los siglos XV y XVI. Pero entre 1933 y 1945, los judíos fueron exterminados en Europa.

–Las diferencias religiosas siguen causando miles de víctimas; los credos políticos han provocado prisiones, fusilamientos, exilios; en “pleno siglo XX”, enfatizan algunos cronistas adoloridos. Tanto fascistas como comunistas han despeñado jóvenes por el abismo del tajo de Ronda. Las izquierdas y las derechas son igualmente inclementes. Por acumular riquezas se matan gentes en docenas de países. Religiones, ideologías, negocios, van dejando cadáveres a su paso. Y no menciono las guerras que desata “la política ordinaria”.

–¿Usted cree que aquí perdemos el tiempo hablando tonterías? En todo caso, perdemos una porción del tiempo de nuestras vidas por decisión propia. En cambio los fanáticos, religiosos y políticos, acaban con las vidas completas de millones de personas sin la menor vacilación. Están convencidos de que tienen razón y derecho a “meter en cintura” a los demás. Creo preferible beber dos tragos y reflexionar sobre grandes conflictos colectivos.

 

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