De fuera vendrán (II)

De fuera vendrán (II)

Cada vez son más frecuentes las señales, y por lo tanto también más alarmantes, de que el país se ha convertido en centro de operaciones y refugio de criminales internacionales provenientes de todas partes del planeta, que por algo vivimos en un mundo globalizado donde las fronteras han dejado de ser  relevantes. Hace unos días citaba el caso de cinco venezolanos acusados  de integrar una banda que se especializaba  en asaltos a mano armada, sobre todo a personas que portaban o exhibían  relojes caros y otras joyas, y advertía de los dolores de cabeza que nos esperan si nuestras autoridades permiten que los delincuentes del patio reciban refuerzos  de otras ligas del extranjero, donde casi siempre tienen los juegos más pesados. Hoy quiero llamar su atención, mis queridos lectores, sobre el caso de un exlegislador y exalcalde ucraniano al que un juez en Higüey acaba de cantarle tres meses de prisión preventiva acusado de secuestrar y torturar, junto a un cómplice de nacionalidad búlgara, a un compatriota al que le  reclama  una supuesta deuda de 300 mil euros. Es precisamente en nuestros polos turísticos  (Bávaro, Puerto Plata, Sosúa, Cabarete y Verón, entre otros) donde según la Policía   operan la mayoría de esas bandas de extranjeros,  y por la frecuencia conque sus acciones trascienden a los medios de comunicación podría inferirse que son ya bastante numerosas o  se han vuelto más agresivas; o ambas penas a la vez. A los turistólogos, siempre tan sensibles,  no les gusta que estas cuestiones   se aireen y debatan en los medios de comunicación dizque  porque le hacen daño a la industria, pero negar la realidad nunca le ha resuelto  ningún problema a nadie  y siempre se  corre el riesgo de convertirlo en una costumbre y terminar en manos de un siquiatra.

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