De Hartmont a Cogentrix

De Hartmont a Cogentrix

Aunque la historia es fuente obligada para no repetir errores en la política pública, en el país la práctica indica otra cosa, cito el contrato de préstamo que en mayo de 1869 firmó Ricardo Curiel, Ministro de Hacienda del gobierno de Buenaventura Báez, con el aventurero Edward H. Hartmont, que representaba la casa Hartmont & Cia. de Londres. El compromiso, desembolsar 420 mil libras esterlinas, con pagos (principal e intereses al 6%) anuales de 58,900 libras esterlinas, en 25 años el Gobierno dominicano terminaría pagando 1,472,500 libras esterlinas (US$6,994,375 a la tasa de US$4.75), equivalente a 11.7% del PIB de 1894. Antes de salir del país Hartmont fue designado Cónsul General de República Dominicana en Londres y como avance del préstamo entregó libranzas contra la casa Smith, Payne & Smith por 38,093 libras esterlinas (US$180,500). Fue todo lo que obtuvo el Gobierno dominicano, en eso consistió el engaño.

La experiencia no le fue útil al Gobierno de Leonel Fernández (1996-2000), porque firmó el contrato de compra de 300 megavatios con las empresas Cogentrix Energy y Scotia el 16 de septiembre de 1998, asumiendo el insólito compromiso de pagar mensualmente US$4 millones, mientras la planta no entrara en operación; es decir, en el peor de los escenarios sus propietarios empataban. Como la generación se haría en base a gasoil, el combustible más caro según las estadísticas históricas, no tardó mucho para que tuviéramos que pagar sin encenderla; además cuando opera las pérdidas son mayores, en el periodo 2009-2012 generó pérdidas al Gobierno dominicano por US$322 millones, en promedio se les pagó a US$0.325 el kWh que la CDEEE vendió a US$0.150, para una pérdida de US$0.175 por KWh.

Por el compromiso para el presupuesto público, su conversión debió ser prioridad desde hace años, lo que parece iniciará el actual Gobierno, un paso en la dirección correcta, porque además reduce el costo de generación del parque energético y la dependencia del petróleo. Por las lecturas que aportan los dos contratos (Hartmont y Cogentrix), en el nuevo debemos asegurarnos de: a) que se tiene asegurada la fuente de suministro del gas a precio razonable, porque la compra de energía (en inglés PPA) debe ser a precio competitivo según la mejor experiencia de América Latina; b) no extender la garantía soberana, debemos cuidarnos de la circularidad de la historia, un aviso es la tendencia de migrar hacia gas natural, podría aumentar su precio y reducir el del petróleo. No podemos olvidar que el sistema entró en crisis cuando aumentaron el precio del petróleo y el costo de los generadores; c) que se lograrán los siguientes objetivos: 1) reducir la intensidad de los apagones que aumentaron por el diferencial de crecimiento de la demanda de electricidad (5.5%) y la economía (5.1%) en los años 2006-2013; 2) reducir la excesiva tarifa del servicio, la más alta de América Latina y el Caribe. Porque apagones y alta tarifa, que desafían la competitividad de nuestro sector productivo y la equidad social, en parte explican el empeoramiento de la pobreza, la moderada pasó de 32% en 2002, 44.2% en 2008 y a 40.4% en 2011; la extrema de 8.1% en 2000 subió a 10.2% en 2011.

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