De hidroeléctricas

De hidroeléctricas

SALVADOR B. DÁJER S.
Por más de 20 años y a través de todos los medios de comunicación así como en charlas y conferencias he tratado el tema de los saltos hidroeléctricos. Quiero ser reiterativo en señalar de nuevo los múltiples e irreversibles daños y peligros que tales obras acarrean, aunque, como otras tantas, sea la voz que clama en el desierto.

Es tanto lo que se ha dicho y publicado con relación al elevado potencial hidráulico de nuestro país que ya la mente colectiva del dominicano considera inseparables la producción de energía eléctrica con la construcción de grandes presas y grandes saltos hidroeléctricos en nuestros ríos.

Con esta idea que cifra, sin base razonable, en esas obras la necesaria infraestructura para el desarrollo del país, se han elaborado proyectos y ante proyectos en la casi totalidad de nuestras fuentes fluviales y se cuentan por decenas el número de los que de acuerdo a proyectistas están listos para ejecutarse.

No sería necesario someter estas obras a un escrutinio exhaustivo para concluir que por su elevado costo y su poco rendimiento social y económico etc. no es prudente ni oportuno considerar su construcción como parte vital en la solución de la crisis energética que sufre el país, en especial en los tiempos actuales en que la actividad destructiva de la naturaleza por el hombre es muy grave, de tal modo, que el autor, cantante y poeta Joan Manuel Serrat la describe patéticamente en una de sus canciones cuando dice: «¿Padre, qué es lo que le han hecho al río que ya no canta? El río ya no es el río. El bosque ya no es el bosque».

Reviste, pues, carácter de obsesión la insistencia con que se le quiere hacer crecer al pueblo dominicano que la solución a la crisis energética que padecemos está en la construcción de saltos hidroeléctricos, con los que se «economizaría el país los centenares de millones de dólares anuales que cuesta el petróleo o el carbón de las plantas térmicas existentes.» Lo peligroso del asunto es que ya no son solo los legos en la materia los que hablan de esa forma de «solución» sino que personas calificadas culturalmente, ingenieros, políticos y hasta economistas se han puesto de acuerdo para reclamar y hasta exigir la puesta en marcha del «programa» salvador, porque es la forma más barata de generar electricidad, «ya que el agua es gratis».

Esa peregrina afirmación no toma en cuenta las onerosas, no rentables e impagables inversiones en infraestructura, como tampoco toma en cuenta el costo de la tierra, ni los costos sociales y ecológicos etc… Solo si el costo de la infraestructura se considerara como inversión perdida, es decir, sin tener que pagar intereses ni abonos a capital, las grandes hidroeléctricas serían rentables, pero los graves daños consecuentes no habría como evitarlos o siquiera remediarlos.

Del listado de 33 saltos hidroeléctricos preparado por la CDE en 1983, para una hipotética producción de 800 megavatios, acaban de ser propuestos para ser construidos tres proyectos cuyos nombres, la casualidad hizo, empezaran con P: Palomino, Pinalito y Las Placetas.

Palomino está presupuestado al día de hoy en US$225. millones, con equipo generador de 98.8 MW de potencia.

Pinalito en US$131 millones con 50 MW de potencia, y Placetas con US$280 millones con 80 MW de potencia.

En resumen la inversión sería de US$636 millones y una instalación conjunta de 228.8 MW la que trabajaría en promedio 6 (seis) horas diarias o sea la cuarta parte de un día, lo que reduce la producción a la cuarta parte de los 228.8 MW instalados o sea 57.2 MW que al año generarían 501 (quinientos un) millones de KWH, cantidad que es menor que la mitad de los 1090 (mil noventa) millones de KWH que puede producir una sola Itabo de 125 MW de potencia efectiva que solo cuesta unos U$125 millones de dólares.

De los valores y rendimientos anotados y determinados en el párrafo anterior, es fácil deducir que con US$656 millones de dólares de gastos para una potencia efectiva de 57,200 KW (cincuenta y siete mil doscientos) KW el costo del KW potencia efectiva serían de US$11,118.88 sumamente caro en comparación con los US$1,000 dólares (Mil dólares) que cuesta un KW potencia en una térmica como la Itabo.

En cuanto al valor del KWH producido considerando intereses, abono a capital, administración, mantenimiento, reubicación de viviendas, equipo y enseres de trasmisión, el incuantificable valor de las tierras inundadas etc., se llega a gastos anuales muy por encima de 100 (cien) millones de dólares y el precio del KWH producido por encima de 20 centavos de dólares.

Palomino: Por su complejidad merece comentario aparte como a continuación.

Estaría compuesto de tres presas con sus respectivos saltos hidroeléctricos. El primero el de más elevada ubicación en la Boca de los Ríos, en el Yaque del Sur en plena Cordillera Central. El segundo en el río Grande del Medio y el tercero en el afluente conocido como el Río de las Cuevas. La presa de este último sería de concreto y de grandes dimensiones y conectaría con el embalse de Sabana Yegua mediante un túnel de 12 kilómetros de largo y 16 m2 de sección transversal.

Si fuera posible utilizar, que de ningún modo lo es, la totalidad de los ríos de la República en la producción de hidroeléctricidad, apenas se lograrían unos 2,000 (Dos Mil) millones de KWH, cantidad similar a la producción de solo 2 térmicas Itabo (mil millones de KWH cada una) y también equivalentes al 6% (seis porciento) de la potencia efectiva necesaria para a la fecha acabar con los apagones.

Las tres o mejor dicho las cinco hidroeléctricas con su irrelevante producción anual de 501 millones de KWH no resuelven, ni siquiera alivian, la crisis energética que padece el país, crisis que reclama sobre 20,000 (veinte mil) millones de KWH anuales adicionales a los 10,000 (Diez Mil) millones de la producción actual, o sea el equivalente al potencial de 20 (veinte) nuevas Itabo.

Y, en definitiva, la renta anual de las hidro proyectadas, apenas unos US$50 (cincuenta) millones sería escasamente la mitad de los inevitables gastos anuales del conjunto que rebasan los US$100 millones anuales. Al no ser rentables no parece prudente su construcción y las economías en millones de dólares en la compra de petróleo y carbón, pura ilusión.

P. S. Proyectar y promocionar saltos hidroeléctricos sobre el río Artibonito en las Dos Bocas, en El Corte y en la Boca del Libón es atentar contra inalienables intereses vitales de la República, con mucho daño y ningún beneficio para ésta.

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