De idiomas, avances y confusiones

De idiomas, avances y confusiones

Ciertos filósofos y pensadores franceses de la actualidad han manifestado su inquietud en cuanto al predominio del idioma inglés, regido por Norteamérica, que coloca al francés en un lugar inferior, tanto en las diversas ciencias como en las direcciones del razonamiento, aunque en el aspecto comercial y político mantenga aún sus viejos y universales apetitos.

Leyendo el último ejemplar de “Philosophie” (abril-mayo 2014) una publicación bimensual de “Lafont Presse”, he encontrado un interesante reportaje sobre Michel Serres, filósofo contemporáneo, doctor en letras y miembro de la Academia Francesa, quien (Serres) ya ronda los 84 años.

Apasionado por la educación y los procesos de enseñanza, él se interesa grandemente en la vulgarización del saber, en su transmisión. Por esto es su preocupación acerca de las nuevas tecnologías, las nuevas maneras mediante las cuales tanto los estudiantes como los profesores se comunican hoy. También le preocupa la posición de la prensa y los medios. Esa afición extremada por nuevos modos de expresión es válida en este mundo que cambia… siempre que sea efectivamente comprensible y aportadora.

¿Lo es?

Serres no es un pensador dedicado a seguir la corriente. Nacido en 1930, vivió los horrores de la Segunda Guerra Mundial y de la bomba atómica. En vez de desesperar, estos acontecimientos lo condujeron hacia un pensamiento científico optimista. Su obra en cinco volúmenes (Hermés) desarrollado la noción de la importancia de la comunicación y la reconciliación.

En los años 90 publicó una obra que todavía suscita controversias: “El contrato natural”, donde expresa su voluntad de anticipación ante un mundo que cambia.

Serres enfatiza que “filosofar es anticipar” y considera, con Henri Bergson, que lo conveniente es ser claro. Enamorado del idioma, es también un poeta que sabe imaginar su propósito y hacerlo entender.

Se interesa grandemente en la vulgarización del saber, pero enfatiza que quienes se interesan en aprender deben tener bien en cuenta que “la información no es sinónimo de sabiduría”. “Conocer Silicon Valley a través de documentales, de fotografías o de artículos, no es sino un primer paso. Ahora, estar allí, trabajar, hablar con el personal que allí se encuentra, eso es otra cosa”.

Michel Serret insiste en el hecho de que “el mundo ha experimentado varias revolucionarias fases esenciales: De la tradición oral a la tradición escrita, de la escrita a la tradición impresa y hoy estamos en el paso de lo impreso a lo numérico. No obstante no hay que temer a los cambios. Los filósofos nos dicen que, gústenos o no, la revolución está en marcha, se expresa a través de las redes, los blogs… cualquier puede tener acceso al Internet, saber algo de una próxima intervención quirúrgica, de los síntomas de una enfermedad… las opiniones políticas florecen a todo dar… la democracia se escapa de las instituciones para invadir las redes y las calles… un nuevo mundo parece creer que basta con salir del cascarón para no quedar enganchado a los viejos oropeles del pasado.”

Y agrego yo que quienes así piensan están equivocados.

Cada tiempo tiene sus válidas verdades. Busquemos las actuales.

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