De juventud, encuestas y disonancias

De juventud, encuestas y disonancias

César Pérez

Nos adentramos en la campaña para las elecciones del próximo año y, como de costumbre, comienzan las encuestas. A pesar de las discusiones sobre la efectividad o no de ese instrumento de medición de las opiniones de la gente sobre determinados temas, este termina convirtiéndose en el centro del debate electoral. Sin embargo, a pesar de orientar sobre las momentáneas realidades, no siempre se logra leer correctamente los números que este método arroja, porque a veces algunos números, aparentemente, se contradicen con otros o con determinados supuestos. Por ejemplo, llama la atención la coincidencia de algunas encuestas de reconocida solvencia sobre la intención de voto de los jóvenes de 18 a 24 para las próximas elecciones presidenciales.

Esa franja de votantes, según esas mediciones, favorecen al candidato del partido que hasta este momento la percepción y los números sitúan como el principal de la oposición: Fuerza del Pueblo. Es llamativo, porque ese partido está asociado al más beligerante y dañino grupito del ultra conservadorismo político y social del país y sin que se pueda desvincular de lo que fueron los Gobiernos del PLD, condenados por la gran cantidad de jóvenes que marchó en Marcha Verde y participó en las concentraciones en Plaza de la Bandera. Sin embargo, la mayoría de los jóvenes del referido rango de edad votarían por un partido fuertemente penetrado por los ultrareaccionarios más tozudamente impenitentes.

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Desde hace más de cuatro décadas se observa una deriva de la juventud hacia posiciones que tipificaría de individualismo marcadamente conservador, y muy volcadas hacia el apoliticismo expresado como apartidismo que, a veces, raya en lo visceral. Eso los lleva a la tendencia a estar contra el que está, o ser indiferente sobre el que pueda venir y en el peor de los casos, a votarle. Tienden a batirse por cuestiones puntuales de carácter libertarias generalmente relacionadas con estilo de vida o de libertad opciones de consumo vario. El sistema no le ofrece nada.

En relación con el tema de las encuestas arriba enunciado, hay cuestiones que generan polémica y equívocos. Frecuentemente la mayoría de la población exprese incertidumbre sobre su futuro y como forma de crítica a la gestión de las autoridades del momento, diga: “la cosa está mal” y/o que “no mejorará”, pero a la pregunta por quién votará, en caso específico de un presidente en ejercicio que pretende reelegirse, la respuesta mayoritaria podría ser que de nuevo le votaría. A pesar de las dificultades y sus reales o aparentes disonancias, las encuestas son válidas. Saber leer lo que dicen o no y valerse de otros métodos para conocer la realidad es la cuestión.