De la Academia de Ciencias … a París

De la Academia de Ciencias … a París

Cuando un ex presidente de la Academia de Ciencias de este país aprovechó su condición transitoria para provocar movimientos de personal a favor de favoritos o de familiares cercanos, le mencione por escrito que una Academia de Ciencias no se debía manejar de esa manera.

Nada de Primera Dama en una Academia de Ciencias al menos que  ésta tenga méritos científicos de sobra, pero no era el caso. La corte que lo rodeaba en ese momento no se ruborizó.

Ese mismo Presidente se agarró de sus nociones de la lengua española para solicitar mi exclusión de la Academia.

Por eso, cuánto me alegré de leer esa noticia que “la pareja del presidente francés (Hollande)  no quiere que la llamen primera dama”. Y “pidió a los franceses que le envíen alternativas para designar su situación”.

Así se provocan cambios en la imaginería popular, así se mueven las ideas preconcebidas. Su primera decisión fue seguir ejerciendo su profesión de periodista en “París Match” para ser independiente financieramente de su compañero.

Otra singularidad de su personalidad moderna e independiente es que seguiría andando las calles de París en bicicleta, como lo hacía su compañero de vida, el señor Hollande, hoy Presidente de la República, que iba al congreso en Vespa, ese scooter de moda en el mundo de los estudiantes  y que los italianos mantienen como una “marca País”.

La generosidad y el desprendimiento llega al punto de querer asumir la continuidad de la Fundación Danielle Mitterand, que peligra desde que Danielle murió. Es como si en nuestro país la señora Margarita, en lugar de manejar las sumas millonarias que su esposo le atribuyó, hubiera decidido emplearlas en el Conani de Doña Reneé Klang de Guzmán.

Y como los medios de comunicación se mofan de ese temperamento y de su personalidad, también le dijo a la prensa que un mujer con carácter, no obligatoriamente “manipula” tras bambalinas las decisiones de su mandatario y esposo, como se le hace creer a las niñas de su país.

Ojalá un día en nuestro país una mujer al Poder inicie esa revolución de tipo cultural, y no se preste  a esa niñada,  tan dañina para la imagen de la mujer, de rendirle tributo  a su marido, con su diploma de la JCE.

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