De la amistad al amor existe un solo paso

De la amistad al amor existe un solo paso

Él es tu brazo derecho, la camaradería es parte de su historia y más de una vez tus penas han sido parte de conversaciones interminables. Pero, de unos días para acá, las cosas han cambiado, ¿acaso su amistad progresa a nivel de amor?
Existen muchos síntomas del enamoramiento, hay detalles especiales, tal vez te arreglas un poco más cuando vas a reunirte con él, notas que ahora te invita a lugares que permiten más intimidad y, en ocasiones, el contacto físico ha ido más allá de un abrazo fraterno.
La primera reacción. ¡No hay que confundir las cosas! Esa es la primera frase que pasa por la mente de los amigos enamorados, en especial ante el temor de que la amistad resulte sacrificada si el amor no prospera.

Según explica la sexóloga Margaret Almánzar, del Centro Vida y Familia, la pareja que esté conformada por amigos podría ser muy positiva, ya que el amor se construiría bajo la base de amistad, confianza, compenetración y una comunicación fluida entre sus miembros, elementos que son necesarios para que una relación sea saludable.

Pero muchas personas dudan sobre la conveniencia de tener intimidad con un amigo… Walter Riso, en su libro “Ama y no sufras”, da un vistazo a las ideas de algunos pensadores sobre este tema: Michel de Montaigne, por ejemplo, sostiene que la pareja no puede ser amiga porque interfiere la pasión, y la amistad disminuye esta última.
Por el contrario, Friedrich Nietzsche, filósofo, poeta y filólogo alemán, defiende que los mejores matrimonios se basan en el talento de la amistad.

Hoy día, Montaigne sería debatido (o contradecido) por las estadísticas, pues la Organización Gallup indica que el 47 por ciento de los divorcios en el mundo se deben a la incompatibilidad, mientras los matrimonios con similitudes, metas, valores y sueños compartidos tienen mayores probabilidades de triunfar.

¿Cómo saber que estás enamorada de tu mejor amigo? Almánzar asegura que “la química entre ambos, atracción, necesidad de intimar uno con el otro, extrañar su ausencia, sensación de bienestar y felicidad al conversar o estar juntos, gusto en pasar tiempo, coqueteos, entre otras”, pueden ser indicadores claros.

Momento de hablar. La mejor manera de enfrentar la situación es sentarse a evaluar lo positivo o negativo de dar un sí a esta nueva experiencia.

Piensa cómo te sientes a su lado, tus necesidades afectivas, qué puedes ofrecer a la relación y qué esperas recibir. El siguiente paso es hablar de frente con tu amigo y poner sobre la mesa los sentimientos.

Si los dos están seguros de que es posible darse una oportunidad, es el momento para hacerlo, pero cuando uno de los dos tiene dudas, lo mejor es no involucrarse, como recomienda Walter Riso en su libro.

En el cine. Si el episodio anterior nunca se presenta, se corre el riesgo de perder a la persona amada, o de caer en actitudes irracionales, tales como las representadas en películas románticas como “La boda de mi mejor amigo”, protagonizada por Julia Roberts y Dermot Mulroney, así como “Quiero robarme a la novia”, con Patrick Dempsey y Michelle Monaghan, en las cuales los enamorados luchan contra la corriente en el último minuto para impedir que la otra persona se case. Y no siempre el resultado es el esperado.

Realidad. Fuera de la ficción, por lo regular los psicólogos recomiendan que cuando se presenta una situación de esta naturaleza, y uno o ambos terminan una relación amorosa estable para estar juntos, es preciso vivir el duelo, pasar un tiempo solos e intentarlo después de superar la etapa. Luego de comprobar que realmente se trata de amor.

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