De la Brillante Navidad a los conciertos

De la Brillante Navidad a los conciertos

El 16 de octubre del 2013 el alcalde Roberto Salcedo dejó inaugurada la segunda etapa del Parque Iberoamérica que, usurpando una parte de los terrenos de la Plaza del Conservatorio, ofrecía a los munícipes un iguanario, un gimnasio al aire libre y áreas infantil, administrativa y de picnic. Además tiene un circuito para caminar, correr y montar bicicleta.

Terminada esa etapa, nos maravillamos con lo bonito que quedó el parque y, a pesar de las quejas porque lesionaba la tranquilidad del Conservatorio y el arbolado sufrió bastante (siempre han respondido que quitaron los árboles enfermos), el alcalde triunfó.

Hasta ahí todo perfecto. El problema vino cuando Roberto sintió nostalgia por Disney World y decidió, a finales de octubre del 2013, dar vida a la Brillante Navidad, que recibió la visita de 3.5 millones de personas en 37 días, es decir, 94,594 por día. Al año siguiente, como quiso tener un escenario para las presentaciones, Roberto incluyó un anfiteatro. La asistencia se multiplicó: fueron 4 millones visitantes en los mismos 37 días, es decir 108,108 cada día.

Aunque esa afluencia de público es lesiva para los vecinos, quienes aguantan los tapones y ruidos, a la alcaldía no le importa. A tal punto llega su irrespeto que decidió que el anfiteatro, que sería usado para actividades culturales, se rente para presentaciones artísticas.

Cuando hay conciertos, algo cada vez más frecuente (en este mes habrá casi uno semanal), los vecinos deben soportar los tapones y esperar que terminen para poder dormir. Ellos se han quejado pero nadie parece escucharles. ¿Será que el dinero que recibe la alcaldía pesa más?

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