De la confrontación a la concertación

De la confrontación a la concertación

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
La decisión de las cúpulas dirigenciales del PRD y del PRSC, de unir sus fuerzas para repartirse los cargos legislativos y municipales en las elecciones del mayo venidero, ha generado en todo el país los comentarios más diversos en la aprobación o el rechazo a esa acción, que deja en el ambiente de que solo se busca distribuirse el botín de los recursos del Estado para beneficio personal de los protagonistas.

La historia de confrontación del PRD y del PRSC ha sido muy accidentada por las escenificaciones de enfrentamientos, que marcaron los años finales de la década del 60 y casi toda la del 70, cuando el PRD mantuvo una trayectoria agresiva en contra de los reformistas, que disfrutaron del poder y radicalizaron en contra de los reformistas, que disfrutaron del poder y radicalizaron la corrupción, pese a que el país experimentó índices notables de crecimiento, mientras la represión dominaba el ambiente de las actividades políticas, hasta que el PRD pudo disfrutar de las mieles del poder en 1978 y mantuvo a raya a los reformistas hasta 1986.

La historia de los dos partidos, de sus líderes y dirigentes, estuvo centrada en cual de los gobiernos de ellos fue el más corrupto, o cual hizo más por el desarrollo por todos que hasta después de muerto conserva un notable liderazgo sobre los dirigentes de los demás partidos, ya sea en sus condición de vivos o de muertos. Incluso los perredeístas declararon a Joaquín Balaguer en la década del 90, como el Padre de la Democracia y un tramo de la autopista Duarte, desde Santiago a Navarrete, se le puso su nombre en el pasado gobierno perredeísta del cuatrenio perdido.

No cabía en la mente de observadores fríos e imparciales que el PRD y el PRSC pudieran llegar a un nivel de entendimiento que dejara atrás su historia de choques para decidirse a enfrentar a un PLD arrogante, que en desventaja en los municipios y en el Congreso, está dispuesto a echar el pleito para cambiar la actual correlación de fuerzas y convertirse entonces en un partido de mayoría aplastante, obtenido en base a los enormes recursos que proporciona el poder, en que no ocultan que los utilizan en sus objetivos, pese a la mirada vigilante del FMI y de otros organismos internacionales, que todavía ven con preocupación de como los responsables de la quiebra de tres bancos no han sido sancionados.

La alianza electoral de los blancos y colorados, bajo el eufemismo que es para promover planes de desarrollo y hasta de modificar la Constitución, nos deja a todos con el sabor amargo de que sencillamente se trata de una cacería de cargos por parte del PRSC, que pese a su repunte en las simpatías populares, sus dirigentes tenían el temor de lanzarse solos a un evento electoral. Además necesitan a toda costa cobijarse bajo la generosa sombra del Estado, para aprovecharlo diligentemente, como lo hace el PLD desde el ejecutivo y el PRD desde el legislativo y municipal.

Los dirigentes reformistas, empeñados en cavar la tumba del partido, se han desnudado frente al país para exhibir las lacras de sus ambiciones. De nada le han valido sus argumentos de que es por el bien de la población, cuando realmente van más allá para acercarse a un poder que ya hace casi diez años que lo dejaron, y que un sector de sus colegas ha estado disfrutando de alguna manera de esa cercanía a un Estado que cada vez tiene más recursos y cada vez exhiben una mayor voracidad fiscal.

Los esfuerzos de la dirigencia peledeísta, acompañada por los más severos epítetos en contra de los reformistas, que rechazaron un pacto de unión con ellos, son muy variados y fuertes demostrando los temores del PLD que todavía conserva sus características de logia y ya quisieran que no hubiesen elecciones para consolidar sus controles, como se manifiesta de que ya aplicarían nuevas medidas fiscales por vías de decretos para recuperar el dinero que no se les reconoció en la reforma tributaria que fuera aprobada y mutilada por el Congreso.

El partido de cuadros que fuera el PLD no ha podido sacudirse de esa trayectoria cuando sus señeros dirigentes bautizan al reformismo como una prostituta de la política, y otros, de que van a asaltar junto al PRD, las instituciones para acomodarlas a su manera y en contra de ellos, dando la sensación de que han perdido la opción de la realidad de la política criolla, y a la vez se sienten débiles, pese al enorme poder que le dan los recursos billonarios que administran y los utilizan por encima de la oposición de todos, como ya se ve en la acelerada construcción del metro ligero a Villa Mella y la del Metro soterrado de la avenida Máximo Gómez.

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