De la cumbre a un plan estratégico de desarrollo

De la cumbre a un plan estratégico de desarrollo

Leonel Fernández patrocinó un dialogo nacional en su primera gestión 96-2000, cuyas conclusiones se perdieron en el tiempo, como también otras recomendaciones de multiplicidad de conclaves y acuerdos sectoriales, resultando en una merma en su nivel de credibilidad; pero en esta ocasión, a menos de un año de un tercer y difícil período, está obligado a dar cumplimiento a los principales resultados o de lo contrario habrá  desperdiciado una magnifica oportunidad  para tomar un nuevo aliento de confianza, mejorar la gobernabilidad en tiempos de vacas flacas y legar a esta nación un plan estratégico de desarrollo.

La cumbre arrancó con la participación de un centenar de organizaciones, entre políticas y de la sociedad civil, y el gran ausente fue el PRD, que desaprovechó ese magnífico escenario para hacer planteamientos de Estado en las diferentes mesas de trabajo y de paso demostrar unidad interna; sin embargo con su inasistencia y el fracaso de dos convocatorias a la comisión política revela el nivel de división interna y su incapacidad histórica de dirimirlas mediante procesos democráticos. Las mesas de trabajo y muy especialmente los coordinadores enfrentan la difícil tarea de lograr conclusiones factibles de ser aplicadas y además armonizar propuestas en áreas donde están en marcha políticas gubernamentales definidas.

Por ejemplo, articular un plan para solucionar la crisis energética, cuando el gobierno designó hace pocas semanas una súper-comisión mixta, cuando está embarcado en una contra-reforma donde la CDEEE es el principal actor del sistema e incluso con el mandato presidencial de localizar recursos en los Emiratos Árabes para contratar plantas que aumentarían la matrícula de los IPP’S.

En la mesa de trabajo de políticas económicas será harto difícil incorporar conclusiones, como han planteado ciertas organizaciones empresariales, cuando las líneas maestras de la política macro-económica están delineadas en la carta de intención al FMI, el Programa Monetario del Banco Central y las metas fiscales de las autoridades

El gran reto de los participantes es arribar a conclusiones factibles de ser implementadas, con las limitaciones presupuestarias e institucionales; y en cuanto a las autoridades no repetir la experiencia del fallido diálogo nacional,  plasmar los resultados en un plan estratégico de desarrollo (como establecen las leyes de la Secretaría de Economía y la del Sistema de Planificación e Inversión) cuya aplicación sea inmediata y bajo el seguimiento de todos los actores.

Si ese es el resultado de este diálogo esta nación habrá dado un salto hacia adelante, de lo contrario seguirá mermando la credibilidad del Presidente y el país habrá perdido una valiosa oportunidad para construir la planificación de un mejor futuro.

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