De la fotografía a la monografía

<p>De la fotografía a la monografía</p>

Dos libros, muy diferentes y dedicados cada uno a un fotógrafo artista, enriquecen nuestras fuentes de consultas y goce de la imagen:  “Interiores” de Polibio Díaz y
“Pacto con la Tierra” de Miriam Calzada

POR MARIANNE DE TOLENTINO

Es hoy cuando triunfa verdaderamente la fotografía a pesar de su existencia y reconocimiento secular. Las exposiciones atraen multitudes, las ferias la distinguen como máxima expresión estética, las subastas internacionales la están integrando entre los tesoros del mercado. La fotografía dominicana, con sus laureles propios, ha seguido ese movimiento ascendente e incontenible. El mes de la fotografía, una iniciativa admirable de Mayra Johnson, desde el homenaje a maestros hasta la revelación de nuevos talentos ha consagrado ese auge que debemos mantener, y esperamos se institucionalice anualmente.

Otra forma de reconocimiento y permanencia es la edición y particularmente los “grandes”, Wifredo García y Domingo Batista con sus volúmenes, han establecido precedentes que son un orgullo para nuestra bibliografía de arte. Ahora, en orden cronológico, publicados con pocas semanas de distancia, dos libros muy especiales proyectan editorialmente las obras de Polibio Díaz, ganador del Premio Editorial de la V Bienal del Caribe y ya titular de monografías y de Miriam Calzada que, en su primer libro, dedica a la naturaleza dominicana miradas deslumbradas y deslumbrantes.

“Interiores” de Polibio Díaz

Cuando se confirió a Polibio Díaz el Premio editorial, que equivalía al Gran Premio de la Bienal del Caribe en su quinta edición, entre 25 países participantes, fue un motivo de unánime satisfacción y sobre todo un reconocimiento muy justo a unas imágenes excepcionales. Se estaba esperando con mucha ilusión la publicación del libro, que constituía también la premiación en términos tangibles. La demora, por razones materiales que no se ignoran, nos hace apreciar tanto más ese acontecimiento, y el Museo de Arte Moderno nueva vez ha cumplido un compromiso importante.

El famoso crítico de arte francés Raoul-Jean Moulin, impactado por la obra de Polibio, le había dedicado entonces una primera monografía entusiasta. Esta publicación que corona una participación internacional, reafirma la personalidad del artista – Barahonero y orgulloso de serlo-, como “antropólogo fotográfico” que “va desentrañado la vida oculta del dominicano”, según lo perfila acertadamente en su ensayo Ricardo Ramón Jarne

Ricardo Ramón es uno de los cuatro autores que han comentado o analizado las fotografías de Polibio Díaz, siendo los demás el crítico y curador Antonio Zaya, Sara Hermann -Directora del MAM en tiempos de la V Bienal- con una breve propuesta definitoria y  María Elena Ditrén, actual – que puso todo su empeño en la publicación-, aparte del prefacio del Secretario de Cultura, José Rafael Lantigua.

El conjunto de fotografías de Polibio Díaz evoca una suerte de libro-instalación, las imágenes sucediéndose como si fuera una sola pieza, pero también, dentro de esa unidad -”interiores” populares de los barrios y la clase media baja-, presentan cada uno sus características de decoración y muebles, accesorios y chucherías.

Recordando la observación de Dominique Baqué acerca de Nan Goldin, vemos estas imágenes de Polibio como “dulces y crudas”. Sí, hay aquí una mezcla de naturalidad y de ternura, de erotismo y de religiosidad, en un contexto de clase, con una estética kitsch omnipresente .Así lo habíamos observado, mirando las obras de la Bienal: en ese abigarramiento de cosas, flores de plástico, “biscuits” de animalitos, recuerdos, fotos, posters, calendarios, sin olvidar las cromolitografías, las oraciones y otros “cinco y diez”, hay una estética. Para la iconografía y la fotografía particularmente, se trata de una subcultura, de mucho interés y de muchos recursos, ciertamente mayores que el costoso mobiliario de estilo y los salones de riqueza convencional.

Polibio Díaz exorciza su propia mirada y su propio juicio -hubiera dicho Jean Baudrillard-, él entra en el juego, en el ambiente, aunque sin exhibicionismo ni vulgaridad. El artista retrata un mundo: su ojo, su sentir, su cámara se apoderan de él, ¡hasta el punto de que Polibio parece crearlo!

No podemos cerrar ese breve comentario, sin elogiar el diseño y el colorido -rosado kitsch (¡!)- de ese libro, monografía  y catálogo, editado por el Museo de Arte Moderno y esmeradamente impreso por Amigo del Hogar.

“Pacto con la Tierra” de Miriam Calzada

El libro de Miriam Calzada es uno de los más bellos libros de arte -sino el más hermoso- que se hayan producido en el país. Espectacular hasta en su tamaño y presentación, además del estuche se ofrece en una bolsa negra especialmente diseñada, cual escriño para una joya. El Banco Popular Dominicano, que patrocina el volumen -su presidente Manuel A. Grullón lo presenta-, nos ha acostumbrado a esa calidad y formato de publicación, pero esta supera las anteriores.

“Miriam Calzada: artista de la naturaleza”, así titula y enfoca su ensayo, el historiador Frank Moya Pons, que elaboró un texto extremadamente ameno y ligero, entre biografía, vivencias, comentario, apreciaciones, crítica inclusiva. Es un escrito totalizante, lúdico aún, pues nos consta que el humanista ha tenido gran placer en producirlo y dedicarse a “la óptica intimista y reflexiva” de Miriam Calzada.

La artista ha ido recorriendo el país desde hace años, con una pasión absolutamente sincera, desembocando sus itinerarios en un caudal de imágenes que ella motiva francamente: “Tiene que ver muy profundamente, con mis nociones de belleza. Prefiero no captar lo feo, lo repugnante, lo angustiante. Mi discurso es diferente.”. Agregaríamos que su discurso, consonante con la tradición estética dominicana, no se preocupa por las tendencias cuestionantes de la fotografía contemporánea: su compromiso es deliberadamente personal. Miriam es una artista independiente, en  “una continuidad de pensamiento, de análisis, de crecimiento.”

Ciertamente, la autora y su obra han crecido desde que ella concibió la idea de la publicación. Nos propone hoy un libro cuidadosamente pensado y editado,  de belleza silente, con excepción de la musicalidad de la naturaleza… Miriam no solamente fotografía los lugares – cielo, mar, ríos, cuencas, cordillera, bosques, florescencia-, sean fotos aéreas o a ras de tierra, sean panoramas imponentes o detalles sensitivos de la vegetación, ella luego sabe organizar las imágenes entre ellas e invitar a sus lectores a un recorrido que fluye espontáneamente al compás de las páginas.

Nos referimos a una lectura, porque la fotografía es una escritura por una parte, y que luego la artista acompaña sus escenarios con palabras, una refinada prosa poética, que se desliza hacia el verso. Nos percatamos de que lo ha hecho con gran placer, creciéndose también en esa facultad de saber usar la palabra.

En síntesis, volveríamos a afirmar conceptos que expresamos alguna vez  en la prehistoria de este libro: “Cada fotografía de Miriam es un poema visual, una sublimación del tiempo y el espacio, que, a través de la emoción estética, provoca fruición y reflexión. Su trabajo significa un redescubrimiento infinito de los espectáculos naturales, reales, maravillosos que ella capta y transmite intensamente”.

“Pacto con la Tierra” de Miriam Calzada cuenta con el esmerado, sensible y experimentado diseño de Ninon de Saleme, y la impresión perfecta de Amigo del Hogar.

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