De la función de la prensa y los periodistas

De la función de la prensa y los periodistas

Siempre ha sido y será tema de discusión la actitud que la prensa y los periodistas deben asumir frente a un gobierno determinado o frente a los gobiernos. Cada vez que el tema es puesto sobre la mesa, en las aulas universitarias, en seminarios, talleres de trabajo, en mesas redondas, etcétera, aparecen razonamientos y respuestas para todos los gustos y colores.

Estoy hablando de lo que algunos llaman la prensa profesional y otros la prensa comercial. Porque el tema no amerita discusión alguna cuando se trata de una prensa de partido, o una prensa religiosa o de una escuela de pensamiento determinada. Se supone que este tipo de prensa y periodistas responden a las concepciones que su grupo o escuela de pensamiento tenga sobre la cuestión.

La mayoría de los periodistas afirma que la prensa profesional responde, casi de manera mecánica, a los intereses de sus propietarios. Se trata de una teoría que encuentra sus raíces en la concepción leninista de la prensa. Se le asimila, dentro de este enfoque, a un grupo de presión.

Creo que nadie que haya estudiado los medios de prensa o que haya laborado en ellos puede negar la influencia del patrimonio en la formulación de las políticas informativas y editoriales de los periódicos, las revistas, la radio y la televisión. Se trata, a mi juicio, de un fenómeno legítimo que solo hace crisis cuando esa influencia desborda la función de los medios y su rol en sociedad.

Pero voy más lejos todavía. La prensa no solo responde a los intereses de sus propietarios, sino también a los de los periodistas que dirigen y laboran en los periódicos, en las revistas, en la radio y en la televisión. Este es un tema poco tratado y discutido en los foros que abordan las cuestiones relativas a la comunicación social, pero están ahí presentes y en muchos casos visibles.

Sobre todo porque, contrario a como ocurría 15 o 20 años atrás, cada vez son más los periodistas que por vocación o por necesidad financiera comparten su ejercicio profesional con actividades que ahora se llaman empresariales. Por ejemplo, hay periodistas que laboran en medios y también son dueños de oficinas de relaciones públicas, o tienen programas de radio y de televisión, o son propietarios de guaguas o carros que laboran en el transporte público, o tienen una compañía de publicidad, etcétera. Estas iniciativas generan intereses y expectativas.

Pero lo cierto es que la mayor influencia que reciben los medios de prensa y los periodistas proviene de la sociedad donde desempeñan su tarea, así como de la naturaleza de la función que la comunicación lleva a cabo en la sociedad. Es decir, la radio, la televisión y la prensa escrita, sobre todo esta última, están para informar al público sobre los asuntos de su interés, para ayudarle a comprender las ideas y las ocurrencias de su entorno inmediato y del resto del mundo, y para decirle cómo le afectan. Hay otras llamadas funciones subsidiarias, pero las mismas no importan a los fines de estas notas.

Ahora bien, cuáles son las referencias para cumplir esas funciones. Creo que es aquí, esencialmente, donde se establecen las diferencias entre quienes abordan esta cuestión porque, en general, todos coinciden en señalar cuales son las funciones de la prensa profesional o comercial.

Yo creo que en una sociedad democrática el compromiso primario de la prensa debe tener como referencia exclusiva, no los intereses de los dueños de los medios ni de los periodistas que los gestionan, sino los valores democráticos y el contenido del documento que expresa el pacto social convenido por los ciudadanos, que no es otro que la Constitución de la República.

Cuando la prensa hace honor a este compromiso, del que necesariamente se derivará su doctrina y su comportamiento éticos, pueden justificarse las contradicciones y los enfrentamientos con los partidos políticos, con los gobiernos, con los dueños de los medios y con los grupos sociales que pretendan una prensa al servicio de sus intereses particulares.

Entiendo que los medios tienen la responsabilidad, dentro del cumplimiento de su función, de plantear toda violación a los valores democráticos y a los principios contenidos en la Constitución de la República. También de velar por los derechos ciudadanos, reclamando su cumplimiento y denunciando de forma militante y vigorosa sus transgresiones, sin importar en qué ámbito del poder público, civil o militar, estas violaciones se produzcan.

La experiencia enseña que el cumplimiento de la función de los medios provoca múltiples reacciones, comentarios y señalamientos, pero ello no debe importar ni a los propietarios de la prensa ni a los periodistas que la gestión. No debe pasarse por alto que por alguna razón la prensa es, en la sociedad dominicana, la institución que goza de mayor confianza ciudadana, después de la iglesia católica.

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