De la Guerra Fría a la paz caliente

De la Guerra Fría a la paz caliente

Acaba de celebrarse el 25 Aniversario de la Caída del Muro de Berlín, símbolo de ese período conocido como “Guerra Fría” que recoge una etapa en que el mundo estaba al borde de la guerra sin llegar a ella. Aunque el muro se construyó 16 años después en que realmente comenzó el período de referencia – un discurso de Winston Churchill en la Florida que significó el rompimiento de la Alianza Atlántica -, esa muralla de concreto pronto se convirtió en representación de esa “guerra” en que realmente no sonaron los cañones entre los contrincantes clásicos. Sin embargo el derribo del mismo, sin dudas, sí representó la conclusión de esa “guerra”, no por el muro en sí sino por las condiciones geopolíticas que lo permitieron: la evaporación del socialismo en la URSS y el campo socialista europeo.

En ese momento empezaron a tejerse múltiples teorías que apuntaban a oficializar un mundo donde el poder y capacidad de decisión se centrarían en la potencia que se erigió como vencedora de la “Guerra Fía”. Pronto todas esas también se esfumarían confirmando que el mundo es difícilmente gobernable partiendo de posiciones unilaterales, además del surgimiento de nuevos actores que han empezado a restablecer una situación de equilibrio. Si durante 45 años en que duró la “Guerra Fría” no llegó a estallar la confrontación directa entre los contendientes principales, se debió a la equiparación de poder militar con capacidad para destruirse mutuamente. El efecto conciliador que esa realidad tuvo se comprueba cómo durante la llamada “Crisis del Caribe” de 1962 – única vez en que el mundo estuvo realmente al borde de la guerra nuclear – prevaleció la cordura.

Sin embargo, terminada esa llamada “Guerra Fría” el mundo parece haber entrado en fase de “paz caliente”. Si a la conclusión de una “guerra” se supone que le sigue la paz, no es eso realmente lo que ha ocurrido. No pasó mucho tiempo para que estallase la guerra en las repúblicas yugoslavas y la OTAN, por primera vez en su historia, entrara realmente en operaciones, precisamente en Europa, escenario principal de dos guerras mundiales y principal campo de confrontación, sin disparos, durante la “Guerra Fría”.

Ahora no puede ser más crítico el escenario: conflictos graves en Ucrania, Gaza, Irak, Siria, Libia. Ellos, junto a otros, han acabado con miles de vidas además de dejar prácticamente destruido el orden internacional que se estuvo construyendo. Tenemos países que no pueden gobernarse ni organizarse y otros que desorganizan a países aún lejanos de ellos. Y no miremos para un solo lado del mapa. En naciones del Medio Oriente casi el Estado es inexistente.

Si hace más de 40 años EE.UU. adoptó una estrategia de acercarse a China para alejarla de la URSS, hoy, al no tenerse en cuenta los intereses de seguridad legítimos de unos y otros, el nuevo escenario ha empujado a China y Rusia a estrechar lazos. El no reconocer esa realidad y sus riesgos puede llevar a errores graves.

Urge que todos, absolutamente todos, asuman la responsabilidad de respetar siempre, absolutamente siempre, el derecho internacional.

 

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