De la ICC al Dr-Cafta

De la ICC al Dr-Cafta

ADOLFO MORETA FÉLIZ
Uno de los principales argumentos que utilizó el presidente norteamericano George W. Bush para lograr que el Senado y la Cámara de Representantes aprueben el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y la República Dominicana (DR-CAFTA), fue que los objetivos que se planteaban en la Iniciativa para la Cuenca del Caribe (ICC) se han cumplido.

Para entender al DR-CAFTA, primero debemos conocer los propósitos del Plan Reagan como plataforma preliminar del TLC en el que de manera inevitable participarán los dos países que comparten la isla Hispaniola como una sola unidad territorial.

La ICC fue estructurada teniendo tres componentes básicos como iconos puntuales. El primero, que la iniciativa privada estadounidense sea vanguardia del control financiero en los diferentes países. El segundo, la captación de activos mediante el sistema concesionario o incautación de los territorios pedazos a pedazos. El tercero, con la máscara económica crear una estructura militar de intervención. Y tal como dice George W. Bush la ICC se ha cumplido. De ahí que apele a sus resultados como recurso de convencimiento para lograr la aprobación del DR-CAFTA.

Junto al lanzamiento del Plan Reagan, se confeccionó un sui-generis «joint venture» al que se le colocó la etiqueta de «Azúcar Amargo: Hay Esclavos en el Caribe». ¡Un documento! Un expediente básicamente para crear opinión pública en la comunidad internacional que facilitara modificar reglas, normas, y leyes, a fin de acondicionar el escenario dominicano para paliar y luego resolver el drama humano del vecino país en la República Dominicana. Durante los veintitrés años de ejecución que lleva la ICC, Haití no fue favorecido con ningún tipo de inversión. El grueso de las inversiones ha sido y seguirán siendo en Dominicana para el sostenimiento de ambos pueblos.

Con la incautación de los principales enclaves productivos dominicanos mediante el sistema concesionario, ya no existe economía dominicana. Lo que existe es la economía estadounidense en la República Dominicana. Una economía para dos naciones. Los mayores ingresos que recibe Haití y los alimentos que consumen, se generan y producen en Dominicana. Haitianos y dominicanos comen del mismo alpiste. Tanto los haitianos que están aquí como los que están allá, viven de la dinámica económica del territorio viable de la isla. Y ese esquema, seguirá consolidándose en la medida que aumente el flujo dirigido de migrantes y se legalice su dominicanización con la nacionalización de la mano de obra.

¿Qué tiene en común «Azúcar Amargo: Hay Esclavos en el Caribe» y la publicación de Foreing Policy colocando al Estado Dominicano en los linderos de un Estado fallido? Que ambas, se hacen con la deliberada intención de crear un falso diagnóstico de República Dominicana para lograr fines específicos de intervención de la comunidad internacional en el proceso de integración insular.

Haití es un Estado fallido es un país inviable. Es un Estado fallido por la inequidad social, la situación de insalubridad, la miseria, la violencia política, la anarquía institucional y muchísimos etcéteras más. Y es un país inviable, porque su territorio carece de agua y otros recursos naturales imprescindibles para el hábitat humano. Recuerdo haber leído un artículo de Mario Vargas Llosa, donde dice que todos sugieren que hay que rehabilitar a Haití, pero que no ha encontrado a nadie que le explique cómo. Y se pregunta, si realmente hay alguna solución. He ahí la gran complejidad del problema con sus laberintos y encrucijadas. ¿Está en Dominicana su solución».

La República Dominicana presenta una situación diferente a Haití. Aunque el Estado dominicano está siendo colocado en los linderos de un Estado fallido, tiene un territorio viable. Los entendidos dicen, que un Estado fallido es cuando el Estado no tiene el monopolio ni el control de la economía, ni garantiza la seguridad ciudadana, ni la defensa de la soberanía, y arrastra un derrotero de fallos al granel. Pero su territorio, puede ser viable y próspero si los roles de control y la dinámica institucional es dirigida y asumidos por un país rico y desarrollado. De ser así, los problemas de la Hispaniola se resuelven con un solo tiro. Agrupar los dos pueblos en el territorio viable, quedando su dinámica institucional y la seguridad territorial bajo el país rico que aporte los recursos y el dinero para la prosperidad selectiva. Y la erradicación de la pobreza con la «redención infinita» de los pobres. Ese es el esquema de cierre de la ICC y los primeros lustros del DR-CAFTA.

Como «iniciativa de dos legisladores», ha sido introducido en la Cámara de Diputados un ante proyecto para crear un territorio de libre comercio en las provincias fronterizas. Con la creación de un territorio comercial de libre tránsito sin frontera, Haití quedará incluido en el DR-CAFTA, por adhesión. Y también en todos los tratados comerciales que suscriba la aún República Dominicana.

A pesar de las firmes y categóricas palabras del Presidente doctor Leonel Fernández de que no quería especular que con la calificación de Estado fallido hecho a la República Dominicana, «se intente crear condiciones para la intervención del país por la comunidad internacional», y la advertencia de que «no hay solución conjunta de Haití y República Dominicana, porque se trata de dos realidades distintas». Serán los días por venir, los flujos migratorios, los nuevos asentamientos, la evolución de la inseguridad ciudadana, el avasallamiento de descrédito del país en el ámbito global, los programas comunes para beneficios de ambos pueblos con la ayuda militar de la comunidad internacional que les irán mostrando la realidad a los dominicanos.

Aunque lo más recomendable para entender el proceso de integración insular sin que nadie lo explique, es «observar lo que está pasando, para que lo que está pasando, no pase por nuestro lado sin reconocerlo».

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