De la ideología al transfuguismo

De la ideología al transfuguismo

Hubo épocas en que ingresar a un partido político tenía una connotación tan honorable como la adquisición de la ciudadanía. Entonces, la esencia de la adhesión eran los principios ideológicos y la profundidad social de los programas que motorizaban la puja por el poder. Primaba el criterio del “nosotros” como ente social llamado a producir cambios para bien colectivo y los liderazgos estaban atados al sentir de los pueblos de manera indisoluble.

Pero la involución ha hecho presa de los partidos. En estos tiempos, en vez de valor y méritos ideológicos y programáticos, la adhesión tiene como precio un cargo a cambio de sumas de votos también compradas en metálico. Los tránsfugas políticos, despreciados ayer como escoria social, son ahora bienvenidos, sin que tengan que mostrar credenciales de principios, vergüenza, capacidad y convicciones de bien colectivo.

Es reciente y fresca la queja del presidente Danilo Medina por la amenaza que representa para los partidos la falta de disciplina y controles internos. Y se queda corto. El transfuguismo trepador es un cáncer para la democracia interna de esas organizaciones, un motivo de justificado disgusto, porque advenedizos sin historia interna de lucha vienen a suplantar a quienes han forjado liderazgo auténtico. El sistema de partidos está seriamente amenazado y, con él, la democracia.

Rectificación sensata

Nos causa una sensación muy agradable el cambio de actitud de los médicos, que con una decisión bastante sensata han optado por abandonar el método de la fuerza para recurrir al diálogo. Se percataron, según parece, de que sus paros laborales en los hospitales solo les habían generado impopularidad y muy escaso respaldo para sus reclamos. Poner a cientos de miles de pacientes pobres a cargar el fardo de la desatención fue un método de lucha condenado al fracaso.

Creemos que los médicos merecen mejor paga y condiciones de trabajo más adecuadas. Ser escuchados en una mesa de negociaciones y abrir posibilidades de ser complacidos, aunque sea en parte, es muy diferente a ser repudiados por emplear procedimientos odiosos para una buena parte de la población. Algo bueno saldrá del diálogo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas