En mi artículo anterior (26-7-17) citaba una frase acuñada en la voz de Mercedes Sosa: “El que no cambia todo no cambia nada.” El logro inesperado de la Marcha Verde y el futuro de ese movimiento popular – espontáneo, ha concitado el despertar de la adormecida conciencia política del pueblo y la importancia de fortalecerla en la unidad como estrategia de cara al futuro. Y surgen hipótesis de qué hacer. El tema abordado ese día con mayor propiedad por el sociólogo y politólogo CésarPérez bajo el título: “Cuando el todo o nada es una ilusión” al parecer ha provocado que se “demonialice” cualquier propuesta o pacto con el gobierno, juzgado ese hecho como una claudicación.
La historia es hija de las circunstancias que crean los hechos y las multitudes, no lo que uno quiere. Repasemos la nuestra a partir de ajusticiamiento de Trujillo. Tres hechos históricos determinados fracasaron la ilusión. 1. La designación de un Consejo de Estado integrado por una derecha recalcitrante: neo trujillista, el clero católico anticomunista y el clan militar que organizó elecciones libres y democráticas confiando en su triunfo. 2. La llegada de Bosch al poder: “Borrón y cuenta nueva”, malograda por el golpe de Estado que sepultó la incipiente democracia; 3. La infame intervención militar y política de EUA y OEA, que frustró la triunfante Revolución de Abril y sus consecuencias inmediatas: el retorno del despotismo y la represión. 12 años del Dr. Joaquín Balaguer; la pérdida inútil del Coronel Caamaño, único líder capaz de emprender una real transformación del Estado dominicano, ausentes, fatalmente, Manolo Tavárez y Rafael Fernández Domínguez.
De ahí lo que tenemos y predomina: un sistema de gobierno autocrático que ha entronizado la corrupción y la impunidad enlazando la riqueza y el poder político donde prima, contrario a la razón, la equidad y el bienestar general, los intereses particulares y corporativos, y la digresión de “la oposición” y la llamada izquierda radical aferrada a lo ilusorio que obliga a repensar el problema actual y su solución.
Para decirlo con palabras de Al Gore: “La corrupción destruye y rompe esa confianza que es tan esencial para la delicada alquimia que reside en el corazón de la democracia representativa. En su forma contemporánea, la corrupción casi siempre implica un apareamiento incestuoso de poder y dinero, por el mal uso del poder público. Da igual que el intercambio lo inicie la persona que tiene el dinero o la persona que ostenta el poder. Es el intercambio en si la esencia de la corrupción… Da igual que el uso adquirido del poder sea beneficioso para algunos o incluso para muchos. Es la deshonestidad de la transacción lo que contiene el veneno.”
“Los perpetradores han asumido que no le tienen miedo a la indignación pública.