No logro dilucidar si lo que presenciamos en quienes pretenden vender la idea de China conspirando contra el mundo para provocar la tragedia que vivimos y erigirse como dominio central, levantan ese criterio por irracionalidad u obsesiones ideológicas negándose a pensar en un contexto lógico y racional con el que puedan poner en orden sus pensamientos, cualesquiera sean sus criterios ideológicos, o, contrariamente, les impulsa el racismo y xenofobia intentando estigmatizar todo un pueblo provocando aversión contra él. ¿Viven la ilusión de que a pesar de su poderío y potencial China se recogerá en sí misma consumiéndose en penas ajenas, dejando libre el escenario para viejas potencias que rechazan compartir liderazgos? Es una realidad que ya muchos en el mundo, me atrevo a decir que la mayoría planetaria capaz de pensar sin prejuicios, reconoce, con independencia, igualmente, del pensamiento ideológico con el que comulguen, que, precisamente, ese es el problema: prejuicios ideológicos. En parte, en buena parte, es que en China ejerce el poder el Partido Comunista.
Solo en parte porque, por ejemplo, en Vietnam también está en el poder el Partido Comunista y al igual que China ha reorganizado y modernizado exitosamente la economía con sentido pragmático y amplios márgenes de incidencia capitalista en la misma. Sin embargo, no se oyen quejas sobre esa nación sencillamente porque, obviamente, no puede pretender – por escala territorial, demográfica, geoeconómica y geopolítica – alcanzar un liderazgo global de primer orden, pero China sí. Con su extraordinaria capacidad financiera ejerce un “poder suave”, que cada vez contrasta más con quienes optan por un “poder duro” como único recurso de posicionarse en las relaciones internacionales.
Desde Londres al Congreso de Estados Unidos y desde alguna que otra ramificación con eco, surgen opiniones que hablan de condenar a China usando supuestos instrumentos de un orden internacional que muchos ignoran y violan. El argumento es que China retuvo información y ello condujo a que el resto del mundo no se preparase y debe pagar por ello. ¿Realmente alguien en sano juicio piensa que a una superpotencia, una u otra, puede ponérsele de rodillas? Personalmente no sé si China pudo haber dado información antes de cuando lo hizo pero el mundo sí sabe que cuando anunció el problema no había aun contagio en el resto del planeta, el que, con conocimiento de un proceso en marcha de decenas de miles de contagios y miles de muertes, debió tener conciencia de la amenaza preparándose adecuadamente. ¿Acaso en Washington, Londres, Brasilia, ejemplos más evidentes y lamentables, no ignoraron la gravedad del asunto minimizándolo con consecuencias lamentables? Trágica situación. Si ese liderazgo hubiera observado la experiencia China y tomado a tiempo las medidas correspondientes, en vez de elucubrar, la situación seria otra. Nadie tenía que decirles que hacer. Su prensa lo reconoce.
China, mediante la versatilidad y potencial de su economía ha sido el primero en empezar a recuperarse y, dando ejemplo, brinda apoyo a 82 países, la mayoría muy necesitaos. No duden que en el colmo de maldad y cinismo aduzcan, consolándose, que lo hace no por solidaridad sino por culpabilidad. ¿Culpable? ¿Quién? ¿Seguro quieren identificar culpables?