De la mano con el corazón y el riñón

De la mano con el corazón y el riñón

Cardióloga Clínica. Gerencia de Cardiología del Hospital General de la Plaza de la Salud (HGPS).
La hipertensión es una de las enfermedades crónicas más frecuentes a nivel mundial y afecta al 31% de la población en nuestro país según la última encuesta realizada recientemente por la Sociedad Dominicana de Cardiología. Esta puede provocar daños a órganos vitales como corazón, cerebro y riñón, entre otros órganos.
Por otro lado, la enfermedad renal crónica (ERC) es considerada como un grave problema de salud a nivel mundial, a lo que no escapa nuestro país, debido a sus consecuencias sociales y económicas. Múltiples estudios han demostrado la relación directa entre el control de la presión arterial y el riesgo de desarrollar ERC, de manera independiente a la edad, la raza, los ingresos económicos, los niveles de colesterol, el tabaco y el tratamiento de la diabetes.
La prevalencia de ERC ha aumentado debido fundamentalmente al incremento de incidencia de diabetes y de hipertensión arterial, así como al envejecimiento de la población.
La hipertensión es un factor que está relacionado con el inicio del daño renal y al mismo tiempo con su progreso.
Los riñones desempeñan un papel clave para mantener la presión arterial dentro de sus parámetros normales, pero la presión puede afectar la salud de los riñones, alterando la función y morfología de estos; puede provocar insuficiencia renal, una condición que puede terminar en diálisis o muerte.
El riñón es capaz de modular los cambios de presión arterial, ya que dispone de mecanismos capaces de modificar los factores hemodinámicos que lo sustentan como son volumen y resistencia periférica.
Esquemáticamente, el riñón controla el volumen de líquido dentro de la célula, así como el balance de sodio o sal modificando su excreción por diferentes mecanismos. La relación entre la ingesta crónica de sal y la hipertensión arterial existe, siendo demostrable al estudiar comunidades con hábitos diferentes y en consecuencia con consumos de sal muy variables.
Varios estudios demuestran que algunos sujetos elevan más su presión arterial variando la ingesta de sal, por lo que se califican como hipertensos sensibles a la sal.
Además, la sensibilidad a la sal parece estar ligada a factores como edad, el sexo femenino y la raza negra.
En la hipertensión hay una relación anormal entre presión-excreción de sal. Esto sugiere que, en el riñón, los mecanismos de resorción de sodio estarían activados probablemente por alteraciones vasculares de constricción de la arteria o bien por alteraciones renales propias.
La hipertensión inducida por enfermedades renales es la causa más frecuente de hipertensión secundaria, de tal forma que del 10 al 40 % de las nefropatías sin insuficiencia o poca insuficiencia renal, tendrían hipertensión arterial.
Cuando la insuficiencia renal es severa, la hipertensión está presente en el 80 % de los casos.
Además, la presencia de hipertensión arterial dejada a su evolución acelera el curso hacia insuficiencia renal terminal.

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