De la mano de Jesús

De la mano de Jesús

Este bendito pueblo dominicano demostró su gran capacidad de agradecer, reconocer y amar en la demostración de solidaridad y cariño a ese hombre inolvidable que demostró que la verdadera grandeza aparece siempre revestida de humildad, servicio y entrega y Freddy Beras Goico fue un hombre que enriqueció su vida con un inmenso caudal de servicio humilde a sus semejantes. Es hermoso imaginarlo sonriendo, caminando de la mano de Jesús hacia su morada eterna, bañado por la luz y lleno de paz y la alegría contagiosa que legó al pueblo dominicano que no lo olvidará nunca.

Solidariamente nos unimos al dolor de su familia, de sus amigos y de todo este pueblo que lo amará por siempre, pidiendo al Padre que les de la fortaleza y la paz en estos días tan especiales donde le extrañarán. Reciban el abrazo   tierno de Jesús y la seguridad de que Freddy les sonríe desde el cielo en esta Navidad y por siempre. Recuerdo una hermosa historia de una triste noche de Navidad: En el 1944 se encontraban unos prisioneros en un campo de concentración de la temible gestapo, en las afueras de la ciudad de Viena.

Aquellos hombres y mujeres sentían una  inmensa tristeza, sus espíritus estaban abatidos y dolidos. De repente se oyó la voz de una mujer, procedente de una  de las celdas del otro lado del patio, cantando “Noche de Paz”. En la vida nunca una voz había parecido tan hermosa. Gradualmente su voz aumentó en volúmen y a ella se unieron otras voces femeniles. Luego una a una, las voces de los hombres se unían también, hasta que centenares de personas entonaban el bello canto de Navidad. Los soldados gritaron -¡Ruhe! ¡Silencio! – pero no ya en el acostumbrado mundo de crueldad en que vivían. Todos siguieron cantando y ellos nada hicieron para impedirlo. El sacerdote franciscano Fernie, exprisionero de guerra, que relató esta experiencia, dijo: “-No conozco el nombre de la heroína que cantó esa noche, ni se cómo era su aspecto físico, pero jamás olvidaré su voz”.

En la noche de Navidad, en la paz de nuestros hogares, compartiendo con nuestras familias y con el pensamiento  puesto en este niñito Jesús que encarnó en el hombre para enseñarnos a amar, recordemos a los que sufren, a los que extrañan, a los menos afortunados, y pidamos al Niño Dios que acaricie sus almas y les de su Paz que escapa a todo entendimiento humano, porque El es Divino y todo lo puede. He tenido el privilegio de conocer a una encantadora y sensible señora, que con sus escritos sencillos y profundos ha tocado muchos corazones y buscando en mis recuerdos encontré esta hermosa y verdadera refl exión de Doña Zenaida Bacardi de Argamasilla, que con amor, comparto con ustedes.

NAVIDAD… ¿QUE ES…

Navidad es un presente, no un pasado. Navidad no es una fecha histórica a recordar, sino un presente que hay que   vivir: Cuando decides amar a los que te rodean. Ese día es Navidad. Cuando decides dar un paso de reconciliación con el que te ha ofendido. Ese día es Navidad. Cuando te encuentras con alguien que te pide ayuda y lo socorres. Ese día es Navidad. Cuando te tomas el tiempo para charlar con los que están solos. Ese día es Navidad. Cuando comprendes que los rencores pueden ser transformados a través del perdón. Ese día es Navidad. Cuando te desprendes aún de lo que necesitas, para dar a los que tienen menos. Ese día es Navidad. Cuando renuncias al  materialismo y al consumismo. Ese día es Navidad. Cuando eliges vivir en la alegría y la esperanza. Ese día es Navidad.

La Navidad será siempre un día de esperanza, de misterio y de fe. Cada cual tendrá su gruta, la que ha ido cavando en el fondo de su corazón, y necesita reformar, limpiar e iluminar todos los años. Cada cual, su regalo: el íntimo, el  personal, el silencioso, el de las heridas cerradas y rencores olvidados. Cada cual, su lámpara para calentarnos en Dios… y su aceite para ir curando, suavizando y derritiendo ternura entre los muchos que lloran en la Navidad.

La noche de Navidad debiera ser más para compartir con los pobres y con la familia que para ostentar con los ricos; más para prodigarnos con nuestros semejantes que para meternos en el vértigo de las calles y las fiestas; más para que Dios nos acompañe que para entrar en ese mundo ajeno y extraño donde se aumenta la nostalgia, se entristecen los recuerdos y muchas veces nos sentimos tan solos. ¿Donde y cuándo vas a dar a Cristo el apretón de manos y la entrega del corazón en esta Navidad? No olvidemos que es día de llenarnos de Dios. De sacar cuentas. De  estrecharnos las manos. De abrir las alforjas. De mirarnos tal cual somos. De recordar a los que faltan.

Y pedir perdón, ¡Esa es la Navidad! Te suplicamos Señor que renazcas cada día en nuestros corazones para que  podamos vivir en amor, como tú nos enseñaste. Bendice nuestros hogares, nuestras familias, nuestros amigos, nuestro país y al mundo entero. Y te damos Gracias Señor amado porque sabemos que nos escuchas.

AMEN

“Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre” (Salmo 48:14)Amor y Paz a todos.

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