De la Mano de Jesús

De la Mano de Jesús

Encontramos una hermosa meditación que compartimos con ustedes, pidiendo a Jesús que como prenda de sabiduría llegue a cada corazón alimentando nuestro crecimiento espiritual. Cada pensamiento que nos ayude a crecer y ser mejores seres humanos es una nueva y bendita esperanza en el futuro de la humanidad.

¿Cómo se mide la vida?

No se mide por la fama, por el apellido o el dinero que tienes, o por la marca de coche que manejas, ni por lo guapo o feo que eres. La vida, simplemente, no es nada de eso.

La vida se mide según a quien amas y a quien dañas. Se mide según la felicidad o la tristeza que proporcionas a otros. Se mide por los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas.

Se trata de ser honesto, de cumplir las promesas, de no hablar solamente para lograr un propósito.  Se trata de la envidia, los celos, del miedo, de la ignorancia, la venganza, la arrogancia. Se trata del amor, el respeto o el odio que llevas dentro de ti, de cómo lo cultivas y cómo lo riegas.

Tú y solo tú decides la manera en que quieres que se proyecte tu vida y la forma en que quieres ser recordado.

Y, ¿dónde comienza la vida? ¿Dónde comienza nuestro desarrollo material y espiritual, cuando somos cuerpecitos pequeños y tiernos que dependemos de nuestros padres para crecer sanos de mente y de cuerpo?

Comienza en el hogar, no en una casa. Hay una gran diferencia entre ambos.  La casa es la estructura física, mobiliario, utensilios y todo lo que proporciona comodidad y confort.  El hogar son los vínculos que unen estrechamente a padre, madre, hijos y todos los seres queridos.  Es el cariño y el respeto que se profesan unos a otros. La ayuda mutua que se prestan. La tolerancia, la comprensión, la cortesía y la ternura que hace el Hogar indestructible.

Hay que velar porque el hogar se mantenga, y lo primero que tenemos que lograr  es sembrar fundamentos espirituales sólidos. Cimientos bien firmes para que por las ventanitas de nuestra casa asomen siempre caritas felices, y cuando vengan las contrariedades y luchas en la hermosa aventura de vivir, nada lo hará conmoverse. Todos, de la mano y con la fortaleza que da la fe y el amor, acordonarán los muros y aumentarán su fortaleza para salir victoriosos de cualquier tormenta que trate de separarlos.

Recordamos una bella definición que Antoine de St. Exupery, aviador y escritor de finísima sensibilidad, escribió sobre «Una casa que es un hogar»

«Lo maravilloso de una casa no es que ella nos abrigue, que nos caliente, ni que uno sea dueño de  sus muros. Sino, más bien, que haya depositado lentamente en nosotros provisiones de ternura. Que ella teja en el fondo del corazón el cañamazo radiante del cual nacen los sueños y las esperanzas como surtidores de un manantial» 

Un hogar así concebido, se mantendrá estable y firme y en este ambiente habrán aprendido “Cómo se Mide la Vida»  en fe, amor y sabiduría.

Pidamos al Señor que derrame sus bendiciones sobre los padres para que mantengan incólume el hogar que han fundado bajo tu divina protección y donde se levantan sus hijos, para que sean eslabones de progreso y esperanza en el mundo del futuro. 

«Si El Señor no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican».

Salmo 127:1

Bendiciones a las casas que son  hogares y Paz y Amor a todos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas