De la mano de Jesús
La luz del amor

De la mano de Jesús<BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2010/04/FE2C124D-120B-4DAD-9C26-D0E79826BE96.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=460 data-eio-rheight=359><noscript><img
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En estas pasadas semanas hemos celebrado el día del amor, el día internacional de la mujer y  la bendita Semana Santa.   Muchos temas importantes han pasado y nos preguntamos, ¿Cómo convergen todos estos temas Rápidamente surge una respuesta en una sola palabra que nos lleva a nuestro tema favorito: EL AMOR. ¿Por qué el amor?, tan trillado, tan usado y abusado en todo tipo de arte y literatura? Porque el Amor debería mover al mundo.

El día del amor son o deberían ser, TODOS los días.   Si lleváramos a la vida diaria esta pregunta: ¿Vivimos en amor? ¿Cuántos de nosotros podríamos contestarla? Y como es algo tan personal y privado, dejamos en la mente y el alma de aquellos que verdaderamente les interese verse de adentro hacia fuera y preguntarnos ¿cómo podemos ser mejores y hacer mas felices a los que  de alguna manera comparten nuestras  vidas?

En el Día Internacional de la Mujer se reconoce la valía de algunas mujeres sobresalientes en diferentes campos del quehacer social, político y económico y todos los días debemos reconocer no sólo a esas buenas damas que son ejemplo de la sociedad, sino también a las mujeres anónimas que día a día luchan sin descanso para sacar adelante una familia y buscan la fortaleza para vencer los escollos de la vida. ¿Y porqué lo hacen?  Por amor.

Y en los días de Semana Santa, descansamos en familia y meditamos sobre el porqué Jesús se entregó a sus enemigos y derramó hasta la última gota de su sangre bendita, y no hay otra respuesta tan segura y preciosa:  Por Amor.

¿Cómo sería la mirada de Jesús cuando se tendía misericordiosamente sobre la falta de amor de las acciones humanas? ¿Qué dirían sus ojos cuando tomaba tiernamente a los pequeñitos en sus brazos?, ¿Con qué lenguaje hablaría a sus almas infantiles? Cuando Jesús se puso al lado de la mujer adultera, frente a sus acusadores, y clamó: “El que esté libre de culpa, que tire la primera piedra,” ¿Qué mensaje de ternura transmitiría su mirar  al decirle, “¿Dónde están los que te acusan? Yo tampoco te condeno, vete en paz y no peques más”.

¿Cómo podemos dar de ese amor que Jesús nos demostró con sus palabras y aún más, con sus obras?.  Tal vez alguien que se acerque a ti en este día necesita un poquito de tu tiempo. Tu simpatía, tu ternura, tu cariño, puede ser todo lo que su corazón necesite.  Nada más grato al oído que el acento de una voz amable y amorosa que nos reconoce como un hermano en necesidad de amor y respeto.

Recordamos una de las lindas historias que de pequeñas escuchamos:

“Una fría mañana de invierno en una esquina estaba un humilde ciego que trataba de vender sus periódicos. Pero ni los vendía ni nadie se interesaba por él. Todos pasaban apresurados.  De repente se oyó una dulce voz que le decía: “¡Buenos días!” Volvió sus ojos apagados hacia el sitio donde había salido la voz y preguntó, “¿Quién me saluda?” – La jovencita que le había saludado le respondió:  “Soy yo, Marisol, que pasaba por aquí y pensé que debía saludarle”.  El ciego movió su cabeza y sonrió olvidando su desamparo y soledad y sus  tristezas se  ahuyentaron.”

En las grandes ciudades no solamente los ciegos están rodeados de esa absoluta oscuridad.  La soledad del espíritu es aún más oscura que la ceguera de los ojos.  Pero todos pasan de largo.  No hay un alma compasiva que se detenga y haga escuchar el acento de una voz llena de simpatía y ternura.  Sea usted esa alma que vive en amor y con toda seguridad nuestra vida se iluminará con una luz que nunca se extingue.

“La senda de los justos es como la luz de la aurora que va en aumento hasta que el día es perfecto”    

(Proverbios 4:18)

Paz a Todos   

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