De la mano de Jesús
Más sobre ciencia y fe

De la mano de Jesús<BR>Más sobre ciencia y fe

Ha sido muy interesante y educativo para mí intercambiar opiniones con personas que tienen diferentes formas de  pensar sobre este tema que hemos estado analizando en las últimas entregas: “Ciencia y Fe”. Realmente,  los seres humanos somos los creadores de nuestros propios destinos y gran parte del camino que decidimos tomar en la vida depende de cómo es nuestro corazón, nuestro carácter, nuestras circunstancias y sobre todo, cómo es nuestra fe y el amor que tengamos a Jesús, y cómo vivamos su enseñanza de humildad, perdón, amor, entre todo lo maravilloso que  nos mostró con su ejemplo en su caminar por este mundo.

Hemos comprobado, a través de toda esta investigación, que abundan los científicos que creen en Dios. Ellos son testigos de que, por la ciencia, el corazón humilde descubre la grandeza de Dios. La verdadera enemiga de la fe es la  soberbia y no la ciencia.

Recuerdo una ocasión, hace ya varios años, la indignación de una bella señora porque alguien en una reunión se atrevió a decir que “en este inmenso universo, somos como hormiguitas creando nuestro pequeño mundo día a día”. La señora en cuestión, no podía aceptar que su mundo fuera pequeño y mucho menos aceptar ser como una hormiguita.

Nunca he olvidado este incidente, porque me dio tristeza pensar que algunas personas puedan sentir así. Además, me encantan las hormiguitas.

Si las observamos por un rato, podremos darnos cuenta que son una creación perfecta de intuición, para comunicarse  entre sí, trabajadoras y útiles al equilibrio del planeta, al igual que las abejas y tantos pequeños amiguitos que comparten nuestro mundo y nos muestran , sin duda alguna, la grandeza y la perfección de la creación de Dios.

Observando y analizando cómo se mueve nuestro planeta, podemos ver que el Universo mantiene un equilibrio que se manifiesta en forma de ritmos y toda la naturaleza actúa según el ciclo que corresponda como un sólo organismo, inclusive nosotros, porque no somos ajenos a este proceso.

Entonces, ¿Cómo dudar de una creación milagrosa y hermosa que se nos muestra día a día en las cosas, aparentemente más sencillas, como las hormiguitas, las abejas, las flores, la lluvia, el sol, la luna, el mar, la vida misma. Toda la naturaleza grita que Dios sonríe en las flores, ama en los seres humanos, juega y ríe en los niños y existe en la perfección de las leyes naturales que gobiernan el universo.

Decía el Profesor Michael Séller, sacerdote y cosmólogo ganador del premio Tempelton: “Si nos preguntamos la causa del universo nos debemos preguntar sobre la causa de las leyes de matemática. Al hacerlo volvemos al gran plano del pensamiento de Dios sobre el universo; la cuestión de la última causalidad: ¿Por qué hay algo en vez de nada? Cuando hacemos esta pregunta, no estamos preguntando sobre una causa como cualquier otra causa. Estamos preguntando sobre la raíz de todas las causas posibles.

La Ciencia no es sino un esfuerzo colectivo de la mente humana por leer la mente de Dios” Qué profundo y que sencillo a la vez, porque todo lo podemos entender si sentimos a Dios en nuestra vida diaria, y comprendemos que nos envió a Jesús a vivir entre nosotros para darnos un gran amigo y un gran maestro, que a través de las cosas sencillas de la vida, nos muestra su grandeza y su amor. Todo está en que nos sintamos suficientemente humildes para disfrutar de su divinidad, que es parte nuestra, porque nos hizo a su imagen y semejanza.

De todos los científicos modernos, siento una especial fascinación por Albert Einstein, fundador de la física  contemporánea (Teoría de la relatividad y Premio Nobel en 1921. Einstein era un científico pragmático y sincero en sus apreciaciones de la vida y de la ciencia.

El ser creyente, le da un ingrediente que hace más interesante sus apreciaciones de la ciencia y la fe. Comparto con todos ustedes parte de sus declaraciones a periodistas, científicos y al mundo en general que siempre buscaba sus opiniones, precisamente por ser objetivo y uno de los hombres más inteligentes que el Señor ha mandado a dar luz a la humanidad.

?“Todo aquél que está seriamente comprometido con el cultivo de la ciencia, llega a convencerse de que en todas las leyes está manifiesto un Espíritu infinitamente superior al hombre, y ante el cual, nosotros con nuestros poderes debemos sentirnos humildes.”

? “La ciencia sin religión es renga; la religión sin ciencia es ciega”. “Apenas si calco las líneas que fluyen de Dios”.

? “Ante Dios somos todos igualmente sabios e igualmente tontos.”

? “Lo más hermoso que podemos experimentar es lo misterioso. Es la fuente de todo arte verdadero y la ciencia.”

? “Es más fácil destruir un átomo que un prejuicio”.

? “Hay dos maneras de vivir una vida: la primera es pensar que nada es un milagro. La segunda es pensar que todo es un milagro. De lo que estoy seguro es que Dios existe.”

? “Es posible que todo pueda ser descrito científicamente, pero no tendría sentido; es como si describieran a una sinfonía de Beethoven como una variación en las presiones de onda. ¿Cómo describirían la sensación de un beso o el “te quiero” de un niño?”. Y yo me pregunto ¿Cómo podríamos describirlo?

Pienso que a Dios se le siente como se siente una bella música que hace vibrar nuestros sentidos y sensibilizar nuestra alma. Se siente y se vive en la emoción de un beso, en las miradas inocentes  y tiernas de los niños, en el amor de las madres y en todo lo que es puro, bueno y verdadero. Dios ES, Jesús ES, El Espíritu Santo ES, y si queremos sentirlos, busquemos en lo más profundo de nuestro ser un inmenso amor a toda la humanidad y ahí, en ese rinconcito divino, sentimos que en verdad estamos hechos a su imagen y semejanza.

Bendito sea Dios y toda la humanidad.

“ Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó.”

Génesis 1:27

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